La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 17 de junio de 2013

Un remedio.

Diariamente se producen unos cuantos atropellos en los que el conductor, sea inocente o culpable, se da a la fuga aprovechando el estupor general y los testimonios contradictorios que suelen dar los testigos. Salvo que haya daños en el vehículo que hayan de ser reparados en taller, los culpables suelen eludir el castigo.

Uno de los puntos donde se dan los atropellos con más frecuencia es en los semáforos, y a menudo surge la duda acerca de si la víctima estaba sobre el paso de cebra, si la luz estaba verde, roja o amarilla en el momento del accidente.

Parece mentira que la solución al problema lleve tanto tiempo discutiéndose en el ámbito del fútbol y no en el del tráfico, donde tantas vidas son arrebatadas al año.

Bastaría con colocar una cámara en lo alto del semáforo enfocando al paso de cebra y otro a la luz. En caso de accidente con un simple visionado de las cintas se sabría qué ocurrió y quien era el culpable.

Y si los ayuntamientos piensan que su establecimiento sería demasiado oneroso, bastaría con que otra de sus aplicaciones fuera detectar cuando un vehículo se salta el semáforo en rojo. Con lo que se recaudase en multas, el mantenimiento estaría más que garantizado. Y si el miedo hiciese que hubiera menos atropellos e infracciones, el ahorro en ayuda sanitaria sería la excusa perfecta.

Y puestos a dar ideas: Qué tal si la alcaldesa de Madrid tiene a bien instalar radáres móviles en el tunel de la M-30. El personal ya se sabe la ubicación de los fijos y no es difícil ver auténticos kamikazes entre radar y radar, delante de los cuales hasta se juegan la sanción por ir demasiado despacio.

lunes, 10 de junio de 2013

Retórica.



Qué tiempos aquellos tan remotos en que en vez de andarse con zarandajas de si enseñar educación para la ciudadanía  o no, tenían asignaturas como Retórica, aquello con la RAE define como 1. f. Arte de bien decir, de dar al lenguaje escrito o hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover.
Si dicha materia se siguiera impartiendo aumentaría cualitativamente la calidad de nuestras conversaciones, los debates públicos y hasta la ingeniosidad de las respuestas de los imputados por los muchos delitos que hoy pululan por esta España como mosquitos.

Hace poco se veía a un denunciado por ser el cabecilla de una red que se dedicaba a simular robos en camiones que transportaban tabaco y que en connivencia con corruptos estanqueros vendían obteniendo pingues beneficios.

Pues cuando los periodistas le fueron a preguntar, la única respuesta que se le ocurrió fue:

-¿Yo?, pero si ni siquiera fumo.

Algo parecido le ha sucedido al presidente de la Comunidad de Andalucía. Le preguntaron acerca de las declaraciones del omnipresente en las tertulias, diputado Carmona, y acerca de los mensajes de What’s up que supuestamente Griñán le mandaba para indicarle lo que tenía que decir fue más  o menos:

-¿Yo?, pero si ni siquiera tengo su teléfono.
Pues eso, con más retórica tendríamos tertulias televisivas más amenas, juicios más soportables y declaraciones a los medios con algo más de chispa.

domingo, 2 de junio de 2013

La Liga se ha acabado.



Se hacen cruces los analistas extranjeros viendo que las cifras de paro, de subida de los precios, de corrupción institucional, de subida de los precios, etc. no llevan a una revuelta social (que ya veremos qué pasa ahora que la liga se ha acabado)

Se habla mucho de que existe economía sumergida, que el apoyo familia palia situaciones desesperadas, que Caritas hace maravillas con sus escasos recursos, etc., pero el caso es que según los expertos esto ya tenía que haber reventado por algún sitio, pero no sucede para desesperación de La Sexta.

Y los profesionales del alboroto no hacen más que repasar, analizar y leer hasta la saciedad sus manuales para ver qué es lo que falla y por qué esto no salta por algún sitio. Pero nada, que no hay manera.
Y es que es imprevisible predecir que puede hacer arder la mecha del estallido social. Hace unos siglos fue el prohibir el uso de una prenda de ropa o el quitar o poner un  Jefe de Estado, etc.

Y para desesperación de estos profesionales se comprueba que mientras en Libia era el más ortodoxo motivo de quitar a un dictador para colocar a otros de parecida calaña, en Turquía el detonante es cambiar el uso de un terreno para pasar de ser parque público a centro comercial –algo que por aquí vemos todos los días-

Mientras siguen estudiando sus manuales, no sea que la economía empiece a mejorar y se pierda una oportunidad de oro.

Pero que no pierdan la esperanza, que hasta un penalti no sancionado puede provocar un motín, pero, claro, la liga se ha acabado.