La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 27 de enero de 2014

Contraprestación.


Trabajo en un edificio público que consta de doce plantas por encima del suelo y tres por debajo del nivel de la calle, y es curioso ver como los diferentes servicios se hayan dispuestos de tal manera que el público que accede al mismo va encontrándose con los trabajadores según entra en función de la categoría.

Jamás va encontrarse en primer lugar con un trabajador de categoría A, B o incluso C, sino con los de nivel inferior que tienen que hacer su cometido y a la vez perder mucho tiempo explicando dónde están los lugares dónde quiere ir cada uno de los usuarios, qué trámites previos debe hacer, y ello leyendo la confusa, desbaratada e incompleta documentación que porta el que pregunta.

Cuando el cliente pasa ese nivel ya llega al destino deseado, donde aún habrá de pasar dos o tres filtros más antes de llegar a la mesa o ventanilla correspondiente donde realizar su trámite (y donde el trabajador ya se encuentra con que mucha documentación superflua ha sido descartada, o con que el que no aportaba la suficiente ha sido remitido a su casa para completarla sin que él haya gastado un átomo de saliva)

Así que en lo más alto del edificio tan sólo se hallan las más altas jerarquías. De hecho para pasar de la planta 11 a la 12 no se puede subir por los ascensores que recorren todo el edificio, sino que hay uno especial para una sola planta. Santa Sanctorum dónde sólo deben acceder una ínfima parte de todos los visitantes diarios. La crème de la crème.

Y puedo asegurar que cuando se abren las puertas del centro por la mañana la avalancha que penetra por sus puertas es imponente y me hace preguntarme en qué es lo que lleva a Marruecos a colaborar más o menos con España para controlar y domeñar las ingentes multitudes de indocumentados que llegan por el sur para acceder a la deseada Europa.

Sabemos que la Gendarmería Marroquí no tiene reparo alguno en controlar a estos elementos y devolverles sin reparo a la casilla de inicio de esa especie de juego de la oca cruel en que más de uno deja el pellejo.

Es de suponer que alguna contraprestación debe recibir Marruecos, no sabemos si a nivel de Estado o simplemente un sobrecito mensual que reciba su orondo rey. Pero no cabe duda que algo debe haber cuando ese país siempre ha anhelado y le ha interesado el mayor desbarajuste, caos y desgobierno de su vecino del norte. Y sin esa colaboración, que no imaginamos desinteresada, las avalanchas de inmigrantes asaltando Ceuta y Melilla sería el pan nuestro de cada día.

Se agradece, pero quisiéramos saber qué se les da a cambio.

domingo, 19 de enero de 2014

Impensable.

Se cuenta que a la Reina Victoria de Inglaterra le fue llevada para ser firmada una proposición de ley castigando de forma especialmente cruel las prácticas homosexuales, el primer ministro que le presentaba el documento le tuvo que explicar de una manera llena de eufemismos y dobles sentidos qué era lo que castigaba la nueva norma. Norma a la cual la reina daba su consentimiento y conformidad, pero en cambio se negó rotundamente a que se castigara las relaciones homosexuales entre mujeres.

Al parecer ella consentía en reprimir dicha práctica entre hombres, pero en cuanto a las de las mujeres, simplemente contestó que eso, sencillamente no existía.

Una reacción igualmente horrorizada y estupefacta he tenido recientemente cuando he leído Deuteronomio 27:23: "Maldito el que se acostare con su suegra. Y dirá todo el pueblo: Amén"

¿Amén? Lo que no sé es cómo después de escuchar semejante mandato fueron capaces de articular palabra, estremecidos como tenían que estar los pobres.

lunes, 13 de enero de 2014

Alternativas.


Sostiene un personaje de Benito Pérez Galdós en el Episodio Nacional Amadeo I, que el futuro rey nada tenía que temer si los españoles le atacaban con discursos, injurias y aún con armas blancas o de fuego, y podría mantenerse tieso, pero que ya podía ir haciendo el petate si el pueblo le venía con chafalditas y remoquetes.

No le dio tiempo al saboyano a hacerse merecedor de apodo malicioso alguno, y tan sólo ha quedado para la Historia como el rey caballero. Sin embargo tuvo que hacer el petate a los tres años de ser coronado. Peor fue el mote que se llevó consigo Isabel II, que también tuvo que tomar las de Villadiego. Se la conoce como la de los tristes destinos, amén de otros muchos otros epítetos relativos a su promiscuidad y a las orientaciones de su marido.

Alfonso XIII, que también tuvo un finiquito apresurado, fue motejado de El Africano, por su apoyo decidido a las guerras en el norte de África. Parece más bien un adjetivo descriptivo más que denostador.

Tampoco indica lo ofensivo del calificativo el futuro fin del monarca en cuestión. Fernando VII era llamado el Rey Felón y murió en su cama, dejando una herencia de aúpa.

Y llegamos a nuestro rey actual. Cuando empezó a ejercer ya fue calificado de “El Breve”, y éste el tiempo ha demostrado que fue más un desiderátum que una cualidad, porque ya ha superado incluso a Franco en tiempo como Jefe de Estado.

Y si tras este lustrum horribilis en que se haya embarcada la institución monárquica, los proponentes de la República ven impotentes no han encontrado modo de suscitar una alternativa (un presidente, una constitución, una organización) y tan sólo se limitan a portar banderas tricolores en las manifestaciones de todo tipo, pues parece que el otrora El Breve puede seguir respirando tranquilo.

Además parece ser que aquí a los reyes se les deja hacer el petate cuando los apodos ya han hecho su efecto, lo cual no dejará de ejercer su efecto tranquilizante. Veo al personal más por un cambio de detentador de la corona o incluso cambio de dinastía (aunque en este caso también se hace preciso presentar una difícil alternativa) que un cambio de régimen.


lunes, 6 de enero de 2014

¿Caja o cuna?

Recuerdo que hace algún tiempo entré en una tienda de alimentación de chinos, y mientras esperaba en el mostrador para hacer el pago, observe que en el suelo, al otro lado había una caja de cartón de poco más de medio metro de largo en la que había trapos y algo se movía.

Pensé que se trataba de un perro, y que aunque una tienda de alimentos no es el lugar más indicado para ello, seguramente se trataría de un cachorro que el dueño tendría que cuidar.

Cuando llegó mi turno miré el contenido, y quedé asombrado al ver que lo que se movía era un cachorro, sí, pero humano. Evidentemente se ve que no tenían dónde dejar a la criatura, y allí se la habían llevado, y a falta de cuna o cochecito, pues la caja de cartón hacía sus funciones.

Realmente el remedio era más barato y seguramente el bebé no notaría la diferencia en calidad o comodidad.

Pero hoy me encontrado con que un estudio finlandés ha demostrado que el que los bebés duerman reduce la mortalidad infantil. Al parecer en ese país el Estado regala a las madres recientes una caja con regalos y útiles para los recién nacidos, y se ha convertido en una costumbre que los padres aprovechen la caja que los contiene para alojar al bebé durante sus primeros meses.
Y el estudio ha demostrado que se produce menos mortalidad infantil entre los que han pasado sus primeras noches en esas cajas que los que han usado las cunas tradicionales.

Lo que no se sabe es qué opinarán del asunto sus vecinos de IKEA. O dejan de construir cunas o comienzan a cobrar también por las cajas de cartón.

Supongo que lo siguiente será que los ataúdes de cartón son más baratos, ecológicos y ligeros.