Nada nuevo.

 Este pasado domingo se ha celebrado un acto en Madrid contra la más que previsible amnistía.

Y de nuevo la vieja discusión acerca de cuántos fueron los asistentes. Según los organizadores, miles y miles de asistentes, según las autoridades cuatro monos. Siempre pasa.

Ahora que han llegado las nuevas tecnologías, se podría solucionar el problema. Se podría crear una aplicación donde quien quisiera, se inscribiera como asistente en el acto en cuestión, luego, se podría comprobar fácilmente si ese teléfono ha estado en esa localización.

Incluso se podría pedir que se mandara un código de confirmación durante el acto para más seguridad.

Lo malo es que, seguramente, en poco tiempo alguien lograría hacer constar que ha estado en un acto cuando realmente estaba en el bar de debajo de su casa. Nada nuevo bajo el sol.

El Corán.

 En Dinamarca, andan las autoridades hartas de los disturbios que provoca su población musulmana cada vez que un danés protesta contra el islam quemando un Corán.

Y para intentar evitarlo, han tenido a bien considerar ese acto como un delito. Así que a tan laico país volvería el delito de blasfemia, todo en detrimento de la libertad de expresión.

Las autoridades danesas han expresado que los libros están para leerlos y no quemarlos, y, que, si alguien está en contra de las tesis islámicas, en vez de quemar Corán alguno, que escriba otro libro para contrarrestarlo, sin necesidad de ofender a nadie.

El problema es que la otra parte jamás va a estar conforme hasta que consiga sus fines al 100%. Creo que jamás nadie vio a Salman Rushdie quemar ningún libro, y ahí están las consecuencias.

No quiero ni pensar que tipo de fatwa hubiera caído sobre el escritor si hubiera caído en la tentación de cremar el libro sagrado musulmán.

Vídeos.

 Queda claro que la futbolista Jennifer Hermoso es obediente.

Su sindicato le dice que se retracte, y de decir que el beso no tenía importancia, pase a decir que no fue consentido. Llega la Fiscalía de la Audiencia Nacional, le ofrece denunciar, y ella denuncia. Ello tras un buen tiempo después de los hechos. Lástima que cuando en la final, le dijeron que marcara el penalti, ahí no estuvo tan obediente. No se puede estar a todo.

Tras la denuncia, puede que llegue el juicio, y lo curioso es que no se va a poder aplicar que Rubiales ejerció violencia, si acaso sorpresa, y eso reduciría bastante la cuantía de la pena. En el supuesto de que sea condenado, porque los videos van a ser un quebradero de cabeza tanto para juez como para fiscal.

Así que lo más seguro, es que todo pueda quedar en una mera multa, y con las multas con que la Federación paga a sus directivos, para Rubiales puede ser una nimiedad.

Y el también puede remover su situación es el seleccionador destituido, que aún se preguntará por qué le despiden por aplaudir en la famosa asamblea y le sustituyen por una mujer que también aplaudió sin contemplaciones. Que también hay vídeos.