Paraísos en la tierra.

 

Hay veces en que podemos leer de que algunos ya hacen el mal por el mal. En todas las películas policiacas el detective de turno busca el móvil del asesino, porque se supone que cuando comete la barrabasada que haya cometido, será para obtener algún beneficio.

Pero está visto que no siempre es así. Sabido que es la familia real saudí hace y dispone en su país (y en otros) lo que le place y antoja, nada se opone a sus deseos.

Pues aún siendo así se ha podido saber que andan en conflictos con la Hacienda española en relación con los innumerables inmuebles que tan distinguida familia ha ido comprando en España. Se ve lógico, ya que aún teniendo tantos millones, nunca de está de más ahorrarse algún pellizco que otro.

Pero es que incluso a la hora de colocar un pabellón a su yate, que teóricamente solo tributaria en su país (Arabía Saudita), han optado por colocarle bajo el de las Islas Caimán, paraíso fiscal donde los haya.

Lástima que el Principado de Asturias no sea un paraíso fiscal.

Juzgando.

 

Según las Sagradas Escrituras, algún día acontecerá el Juicio Final. Y algo me dice que ese día se suscitará un conflicto legal, pues se habrá de dilucidar si Jordi Pujol y su familia podrán ser procesados o antes deberán someterse a juicio por la justicia de este mundo. No estará muy claro.

Asimismo se suscitará otro conflicto peliagudo, pues en ese momento habrá de determinarse el aforamiento legal que le corresponderá a la reina Isabel II de Inglaterra. Tal vez entonces, con tanto Brexit y tanta política turbulenta, el país ya no exista; pero ella seguirá viva sin duda.

Y finalmente el templo expiatorio de la Sagrada Familia de Barcelona habrá de ser excluido como sede judicial por no estar aún concluido mientras sí será admitido la catedral que el anciano Justo Gallego ahora se encuentra construyendo, él solo, en Mejorada del Campo y que, para entonces, solo necesitará los retoques finales. Justo, que seguirá vivo, lo verá todo sentado junto a la reina de Inglaterra.

Sin duda será el juicio de todos los juicios.

Mezcla, que algo queda.

 ¡Ay, madre! Que a China está barruntando hacer lo que muchos hemos pensado como buenos inexpertos que somos en el tema. Nada menos que hacer una mezcla de las vacunas y administrarlas a lo loco.

Sabido es que aquel país no tiene el más mínimo reparo en utilizar a sus ciudadanos como conejillos de indias y, por lo tanto, estamos seguros de que lo va a llevar a cabo. Pero, claro, habría que saber en que proporción las van a mezclar, porque el efecto puede ser de lo más inesperado.

También todos sabemos que no toda mezcla sirve. No es lo mismo ginebra con tónica que pacharán con Don Simón. Las resacas pueden ser monstruosas.

Pero vistas como están las cosas, y observando que cualquiera es calificado como experto en el tema con derecho a opinar. ¿Por qué no preguntar a los más expertos en mezclas? Que sean consultados los camareros y los hosteleros. Más interesados en que esta pesadilla acabe cuanto antes no puede haber.

Que se les pregunte, o que al menos sean ellos los que hagan la mezcla.

Cambalaches palaciegos.

Está claro que los cuentos de príncipes y princesas ya no son lo que eran. En Jordania murió el rey Hussein. Lo normal es que le sucediera su hijo, el príncipe Hamza, pero resultaba que era demasiado joven, así que se dispuso que mientras maduraba, se hiciera cargo su hermanastro, el príncipe Abdulá II. Así se hizo, pero Abdulá II le cogió cariño a eso de reinar, y como se dice en la película La loca historia del mundo: “Es bueno ser rey”, vio que era bueno y dictaminó que su heredero fuera su propio hijo.

Ahora, Hamza denuncia que ha habido un complot y se halla bajo arresto domiciliario, siendo acusado de conspirar contra Abdulá. Pero los cuentos ya no son lo que eran, porque antes un príncipe arrestado estaría incomunicado, a oscuras y bajo cadenas, ahora, en cambio, puede hacer comunicado a través de las redes sociales.

Tal vez se deba, como se suele contar en los cuentos actuales, o sea, en las películas de cine, a que su madre era norteamericana, y eso siempre otorga ciertos privilegios.

Aún así, y teniendo en cuenta que en Washington andan los demócratas, poco proclives a moverse por sus intereses internacionales, yo que el procuraría ausentarme del país en el primer permiso de que disponga. Nunca se sabe.