
Este año ha persistido a prohibición. Se ve que el equipo gobernante y que se opuso al veto, ha visto que la supresión le viene bien a las mermadas arcas municipales.
Recuerdo que el año pasado la hostelería vio con buenos ojos la prohibición, porque eran muchos los jóvenes que dejaban de trasegar pronto para estar en condiciones de correr. Se llevaba a rajatabla eso de no dejar de correr a los beodos.
Pero este año se han dado cuenta de que hay algo que no marcha. Los jóvenes dejan de beber pronto porque se marchan a otros pueblos vecinos donde sí hay encierros y corridas. Y a la vez, por las mañanas no vienen gentes de otros pueblos con festejos en otras fechas o sin toros.
Ahora corre la alarma, pero los antitaurinos se han hecho fuertes, y la alcaldía ve que se ahorra los dineros y la mala fama se la echan otros encima. No le ha salido mal la jugada. Veremos qué postura adopta si alguien sugiere volver acudir a las urnas.
Tal vez haya que volver porque en la plaza del pueblo cada vez se ve más chilabas y pañuelos, y las fiestas son en honor de Santiago matamoros.