La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

martes, 27 de agosto de 2024

Concierto.

Siempre ha llamado la atención que Al Capone, después de una vida de asesinatos, robos, sobornos, extorsiones y delitos de todo tipo, acabara en la cárcel por defraudar en sus impuestos.

Hoy me he dado cuenta de que el reino de Israel se echó a perder después de David, no por motivos teológicos sino por motivos fiscales, cuando al hijo del rey David se le fue la mano con los impuestos que exigía al norte de su reino.

Eso hace suponer que el Sur era más sumiso o tenía un concierto establecido que le permitía una fiscalidad diferente.

Algo me dice que nuestros políticos, tanto en el poder como en la oposición, no son mucho de leer la Biblia, pero tampoco hacen falta muchas disquisiciones para comprender a dónde puede llevar el que los gobernados sean tratados de modo diferente.

viernes, 16 de agosto de 2024

En tren.

 Qué poca vista ha tenido Puigdemont.

Cuando se subió a la tarima el día de la elección de Illa, podía haber rematado la arenga diciendo que a continuación se iba en tren a Madrid, para entrevistarse con Pedro Sánchez en la Moncloa.

Detalle importante decir que iba en tren, porque teniendo en cuenta las demoras, percances y averías que están sufriendo desde hace un tiempo la red ferroviaria nacional, a nadie le hubiera extrañado que tardara varios días en llegar a su destino.

Mientras tanto, hubiera tenido a las Fuerzas de Seguridad revisando todos los trenes de Barcelona a Madrid, y él hubiera podido irse con toda la tranquilidad del mundo a su palacete en Waterloo.

Eso sí, siempre y cuando no hubiera ido en tren.

martes, 6 de agosto de 2024

Peces y canastas.

 Siempre ha existido la incógnita de quién llevaba las doce canastas para meter todo el pan que sobró en el milagro del pan y los peces.

No creo que fuera el muchacho que llevaba cinco panes y dos peces. Nunca se sabra si sería para ser consumidos por él o para hacer negocio.

Pero los que llevaban las canastas, se encontraron con un buen stock de pan para revender en la ciudad. Y si, además, mencionaban de donde habían salido, el negocio podía ser redondo.

Y, aunque la Biblia no lo menciona, de lo que estoy seguro, es que tras ese milagro, cada discípulo de Jesús, de ahí en adelante, le acompañaba provisto de una canasta.

Sin duda, los que también tuvieron que hacer buen negocio fueron los fabricantes y vendedores de canastas.