La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 9 de enero de 2017

El Régimen de las farolas.

Obsérvese el detalle de estas farolas ubicadas nada menos que frente al Palacio Real de Madrid.
A simple vista parecen farolas normales y corrientes. Farolas que lucirán al igual que el resto de sus compañeras de la ciudad cuando corresponda.

Pero éstas tienen una particularidad: Están colocadas ahí en tiempos de la II República, por ello están "coronadas" con una muralla. Al igual que el escudo de la II República, y cuyo origen proviene del premio que se daba al soldado que primero rebasaba las murallas de una ciudad asediada (En el caso de Madrid poco vestigio de muralla queda) Algo tendría que ver que Azaña asentó sus reales en el Palacio durante su mandato (su sucesor se limito al más modesto del El Pardo)

Se ve que cuando cambiaron las tornas a nadie se le ocurrió cambiar aquello en lo que hacía falta hacer un ejercicio de agudeza visual e histórica y dejó tal y como estaba. Y no consta que el régimen del General se tambaleara por los remates de las susodichas farolas. Dinero que se ahorró.

Ahora quieren cambiar multitud de nombres del callejero, con el consiguiente gasto de dinero, tiempo y quebraderos de cabeza, cambiando nombres que la inmensa mayoría no saben a quién pertenecen por otros nombres que en unos años,  esa inmensa mayoría también ignorará.

3 comentarios:

  1. Insuperable el detalle que traes a colación. No lo sabía y una cosa más que he aprendido.

    Probablemente ni el Invicto y ni el 99,9% de los madrileños cayó en la cuenta de lo que hizo el "gran soberbio" de Azaña.
    Leí hace tiempo algunos de sus libros y se consideraba, intelectualmente, muy por encima de todos los demás españoles. Lo que hizo que fuera un solitario toda su vida.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno, tampoco tan solitario, si lees sus memorias, que no desmienten lo de soberbio, se pasaba el día viajando, a costa del Estado, con su cuñado Cipriano, provocando más de una habladuría.

      Eliminar
  2. En una de las escuelas de mi pueblo, siempre figuró el escudo con la corona murada de la República, algo que me hacía notar mi padre, cuando yo era niño, con la mayor naturalidad del mundo.
    El edificio había sido construído durante la República y además era muy moderno para la época, con vigas de hierro en la estructura y me parece lógico que nadie tocara nada.
    Pero ahora vienen estos paladines de la igualdad a enseñarnos convivencia.

    ResponderEliminar