La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 19 de agosto de 2019

Aguas.


Leo en un mismo diario un artículo que alerta sobre la llegada constante de inmigrantes ilegales a las costas españolas, y otro sobre las diez aguas embotelladas más lujosas del mundo.

No se puede negar que tras la avalancha de inmigrantes anda de por medio el efecto llamada. Aparte de que el gobierno se lo ponga fácil y por ello se animen a dar el paso, también algo tendrá que ver el hecho de que por todo el tercer mundo, y merced a las antenas parabólicas, pueden ver las televisiones del Primer Mundo, y el lujo que vean en series y películas, mas los exagerados anuncios publicitarios, deben hacer una especie de efecto Paulov, que los pongan viento en popa hacia la desprevenida Europa.

Pero viendo el anuncio de las aguas, se me ocurre que algunos de estos anuncios pueden tener un efecto disuasorio. Muchos de esos inmigrantes en sus pueblos de origen no tienen agua corriente y se las tiene que ver y desear para poder beberla o alcanzar un mínimo de higiene. Vamos, que el agua se convierte para ellos en un bien de lujo.

Pues si se les hace llegar que esas diez aguas de alto pedigrí van desde los 100.000 euros hasta los 20 euros, y todo porque las botellas están diseñadas por joyeros, o el agua se extrae de glaciares o manantiales de lo más exclusivo, sin duda pensarían que llegando acá iban a pasar más sed que en sus localidades. Deberían pensar que si por aquí se cobra eso por el líquido elemento, qué no cobrarán por una vivienda, una comida decente  o un viaje.

Habría que ir haciendo trabajar a los publicitarios en ideas que generen el efecto disuasorio.

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