Escaños.

Todo es susceptible de mejora, absolutamente todo. Un ejemplo es nuestra democracia. Siempre hay algún detalle mínimo que se puede mejorar, aunque parezca una nimiedad.

Tenemos el caso del reparto de escaños. Esta vez hemos tenido el espectáculo sonrojante de los señores diputados disputándose a la carrera los mejores lugares en el hemiciclo. Supongo que todo en función de estar más visibles ante las cámaras. Eso ya tenía que estar designado de antemano. Ya fuera dejando entrar a los partidos por turnos en función de los escaños obtenidos, por orden alfabético de los apellidos, con lo cual tendríamos un parlamento aún más fragmentado y caótico, o por sorteo, que sería una burla más a la voluntad popular, que podría proponer elegir a los representantes por sorteo.

Supongo y espero que los lugares que han ocupado el primer día ya que queden perennes para toda la legislatura, porque si no, nos vemos que los partidos confeccionarían las listas en función de la destreza y fuerza física de sus candidatos.

De momento, para la próxima legislatura sugiero que los ujieres ejerzan de acomodadores y sus señorías sean ubicados según Dios dé a entender a esos ujieres, que en ese caso serían ley suprema. Las cámaras iban a tener un motivo más para grabar el espectáculo, porque el reparto ideológico de esos funcionarios será de lo más variopinto.