Se va viendo como día tras día se va viendo más claro que el Fiscal General del Estado borró deliberadamente los mensajes de su teléfono para deshacerse de pruebas incriminatorias.
Y viendo cómo los votantes del partido en el gobierno lo ven como algo normal, meritorio y adecuado, algo me hace suponer que aquí se ha borrao algo más que la memoria de unos teléfonos.
Y el problema es que es un borrado a conciencia, irreversible, contagioso y extensible a cuanta memoria se aproxime a las memorias infectadas.
Urge un buen antivirus, pero ya.
Creo que no tenemos remedio. Un beso
ResponderEliminar¡Ay!, si fuera tan sencillo.
ResponderEliminarEs donde ha llegado la militancia: El fin justifica los medios.
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