Sería más que conveniente inculcar en las nuevas generaciones que se forman en nuestros colegios, institutos y universidades, tanto públicas como privadas, que cuando se expresa las frases: ¡Buenos días!, ¡buenas tardes! o ¡buenas noches!, se está expresando un deseo.
Se ha de convencer a los adultos en ciernes que con esas expresiones no se está dando por hecho que los destinatarios están de lo más feliz, sosegado y dichoso en ese momento del día. Seguramente no sea así. Se les ha de persuadir de que al decir esas fórmulas de la más simple educación, se está manifestando un deseo, que la mañana, la tarde o la noche sea de lo más placentera para nuestro interlocutor, y que el hecho de que esté lloviendo, nevando, granizando o, tal vez, descargando el Sol todos sus rayos a la vez sobre los viandantes en nada influye sobre dicho anhelo, y que por tanto sobra el añadir el consabido: Por decir algo.
En puridad, al agregar esa muletilla parece como si el deseo anterior nos fuera indiferente, y que en realidad lo expresado sí que ha sido por decir algo. Aunque es más que probable que así sea, pero hay que guardar las formas.
Precisamente uno de los sintomas de decrepitud de las sociedades es la pérdida de las formas.
ResponderEliminarPuede que uno sea un antiguo, pero es importante guardarlas, es una nota de lo que llamamos buena educación.
De todo hay en la viña del Señor, de todo y las formas, que no suelen ser de lo mejor últimamente, quizás debieran recuperarse. Pero claro, eso es de determinados tiempos que ahora no vienen al caso.
ResponderEliminarUn saludazo.