Se dice que uno de los orígenes de esa figura de la bandera como representación de los Estados modernos es la dificultad y coste que suponía la antigua costumbre de esculpir los escudos de lo representado. Pronto se descubrió que salía más cómodo hacerlo en tela: se podía mover, se podía hacer de cualquier tamaño y era mutable cuando había alguna "convulsión" en el representado. Pero últimamamente parece como si hubiera una cierta vuelta al pasado y se haya dado el proceso inverso. Recientemente he conocido un pequeño parque que se ha dedicado a Juan Pablo II, y en dicho parque no se ha optado por colocar una estatua del Papa conmemorado. Simplemente se ha colocado un pedrusco de tamaño regular, en el cual se ha clavado una placa, y a otra cosa. Sólamente espero que el Ayuntamiento responsable no haya tenido a bien pagar a ningún artista para elegir la piedra, que lo mismo hay quien ha sacado tajada con esta vuelta al arte de los menhires.
¿Acaso lo dudas?
ResponderEliminar