Recuerdo que hace muchos años disfrutaba con unos dibujos animados de la Warner en los que salía el Demonio de Tasmania, un animal que convertido en un torbellino se comía y destruía todo lo que encontraba a su paso, sin dejar absolutamente nada.
Disfrutaba con ver esos dibujos y ya está. Pero al parecer debe haber más de uno quien tras ver esos dibujos o cualquier otra película violenta estaba dispuesto a superarlo y llegar más arriba aún.
He sabido del caso de Ryan Schallenberge, un estudiante norteamericano, que con 18 años fue descubierto por sus padres por que practicaba diversos tipos de explosivos en el jardín de su casa, algo que no pasa fácilmente desapercibido. Cuando la Policía fue alertada tanto por los progenitores como por los vecinos, descubrieron en su habitación planos de la escuela, la cual deseaba volar con él dentro.
Pero el motivo de querer morir en su acción no era la puramente suicida, ya que al parecer entre sus papeles se encontró un proyecto de carta póstuma donde manifestaba que su intención era ir al Cielo, y una vez allí localizar a Jesús y matarlo nuevamente.
El futuro de la humanidad ha estado en un tris de sufrir un cambio radical y sustancial. ¿Qué hubiera pasado si el tal Ryan Schallenberge una vez en el infierno, no parece que hubiera hecho muchos méritos para merecer la gloria celestial, hubiera matado a Satanás?
El trastorno cósmico hubiera sido de órdago.
Grave dilema nos presentas hoy a cuenta del patinador cerebral de Ryan, tipo que debe de pasar muchas horas viendo videos de comics.
ResponderEliminarCon el Satanás muerto, hay millones de aspirantes a ocupar su puesto, a mi entender modesto.
Supongo que no debe estar muy bien del coco, aunque hay algunos que tampoco lo están y ahí los tienes dirigiendo los destinos de miles de personas.
ResponderEliminarMenudo personaje. La leche! Y uno creía haber leído de todo... qué humanidad esta!!
ResponderEliminarésta
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