En 2.022 nos podemos encontrar con algo curioso e inquietante. En dicho año se celebrará en Qatar el Mundial de Fútbol, y cuando todo el mundo ha echado en cara el calor que va a hacer en esas fechas en el país, nadie se ha percatado de un conflicto que se puede producir y que de hecho ya se está manifestando.
En Arabia Saudita un jugador colombiano, Juan Pablo Pino, ha pasado por prisión durante unas horas por ostentar tatuajes. Al final todo se ha "solucionado" al mostrar el jugador su disposición a taparse dichos tatuajes (uno de los cuales curiosamente representa la cabeza de Cristo)
¿Qué sucederá en 2.002 cuando cientos de jugadores acudan a jugar el mundial? A la vista está que muchos de esos jugadores lucen vistosos tatuajes de toda índoles, y eso por no hablar por los problemas que pueden encontrar los hinchas, y que seguramente contarían con menor asistencia jurídica y tolerancia que el jugador colombiano.
Ya pueden ir las agencias de viajes informando a sus clientes de tan peliaguda circunstancia.
Los hinchas no sé con qué se encontrarán, los jugadores, ya te digo que ninguno, el dinero lo puede todo y llegan amparados por un buen montón de pasta.
ResponderEliminarAdemás, yo no pienso ni acercarme por allí.
¿2002? o 2012?
ResponderEliminarYo tengo un tatuaje en la espalda que dice: "Mahoma fue un falso profeta y un alucinado" ¿Tendré algún problema con las autoridades Saudíes cuando quite mi camiseta después de meter un gol?
En 2.022, y a saber qué año del calendario islámico.
ResponderEliminarQue paridas, por Dios. Es lo que tiene el fungol, no hay enemigo pequeño. Es patético que eso mueva tantísimo con algo tan poco constructivo y ejemplarizante.
ResponderEliminarUn saludazo.