La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 21 de enero de 2013

Como a un chino.

No hace mucho, en el trabajo, comprobé como el bolígrafo que estaba usando daba sus ultimas boqueadas. Y no tardó mucho en dar su último suspiro.

Y dado que en mi labor debo escribir constantemente (nada de importancia, pero tengo que anotar datos con frecuencia) me tuve que hacer con un bolígrafo de los que proporciona la empresa, pero que son malos, nefastos y hasta peligrosos en su uso.

Decidí aguantar hasta que llegara el descanso. Llegado éste y dado que todavía no habían abierto los comercios (trabajo en turno de tarde) decidí acudir a un Todo a 100.

Tras arduos esfuerzos llegué a la zona de papelería (habla de Sección sería demasiado presuntuoso) y observé un bolígrafo que tan sólo costaba 0,35€. Lo adquirí pensando que pese a la mala fama de estos establecimientos, en un bolígrafo pocos defectos ocultos podía haber, y que, total, la inversión había sido mínima. Eso sí, antes de salir del local comprobé que el artefactos escribía.

Reanudé mi trabajo y durante los siguientes días comprobé que por mucho que escribía el nivel de tinta no bajaba. Parecía milagroso. Cinco días escribiendo a todas horas y la mina se mantenía a rebosar de tinta. En esos momentos me arrepentía de no haber comprado más unidades, aunque bien mirado no parecía que hiciera falta. A ese ritmo con uno tenía para toda la vida. Estos chinos habían descubierto la fuente de la eterna juventud pero de tinta.

Al sexto día, todo ufano comienzo a escribir con mi bolígrafo perenne cuando observo que la tinta sale a tramos, que da todos los síntomas de estarse agotando. ¡No puede ser! Si la mina está hasta arriba de negra tinta.

Lo agito, soplo, froto, caliento, mimo, pero aquello no da más de sí. Se niega a escribir.

Resignado e indignado me dispongo a arrojarlo a la papelera cuando decido hacerle una autopsia al difunto. Abro con unas tijeras la plástica mina y observo maravillado como tinta negra cubre toda la pared de la mina, pero el interior permanece totalmente vacío y hueco.

Llego a la conclusión de que en origen han conseguido un método para pintar las paredes y en el interior tan sólo echar unos mililitros de tinta para satisfacer al cliente durante unos días prudenciales. Y saben que nadie va a ir a reclamar por 0,35€, y más si uno se arriesga a que le responda a que tiene que reclamar a la fábrica, sita en la China profunda.

Los chinos me la pegaron como a un ídem.

3 comentarios:

  1. Hombre, es un palo, pero reconoce que tiene mucho mérito hacerle la autópsia a un bolígrafo....

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  2. Ahí está la explicación del crecimiento económico de China. La auptosia del boli lo explica todo...

    Besos.

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  3. Será por eso, por nuestra desidia al no reclamar que se van adueñando de todo silenciosa y ordenadamente. Quien dice un boli dice una tele y quien dice la tele dice la cocina. Así hasta el infinito y más allá.

    Un saludazo.

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