La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 5 de agosto de 2013

Peliaguda misiva.

En los años 60 el poderío militar, político y económico de la URSS era imponente, y el Austria poco más que irrisorio en comparación con la segunda potencia mundial.
Además eran los años de lo más crudo de la Guerra Fría, y al máximo dirigente soviético Nikita Kruschev se le ocurrió visitar a su homólogo austriaco, Raabe.

Teniendo en cuenta que Austria estuvo a punto de entrar dentro la órbita comunista tras el final de la II Guerra Mundial, no era una visita cualquiera, y entre los austriacos cundía el temor ante la ira que podía provocar en el visitante cualquier desliz o desaire.
 
El canciller austriaco tuvo a bien, en el momento del intercambio de los consabidos regalos, regalarle a Kruschev una carta original escrita por el mismísimo Karl Marx, misiva que el ruso recogió campechano y exhibiendo una amplia sonrisa.

Parece ser que nadie se molestó en traducir la enrevesada caligrafía de Marx para saber qué contenía, y si algún investigador soviético se puso a ello se cuidó mucho de sacar a la luz el significado, porque la carta estaba dirigida a la policía austriaca del momento, y en ella Marx informaba a los servicios de seguridad austriacos pormenorizadamente de cuáles eran sus camaradas en el exilio londinense, francés y suizo, y el importe que requería por cada chivatazo.

Muertos ya todos los implicados nunca se podrá saber si Raabe sabía algo del asunto, si fue un desliz de un colaborador o una venganza de algún funcionario nostálgico del régimen anterior a la Guerra Mundial. A saber.

2 comentarios:

  1. Un buen puyazo. Claro que, por lo visto, de nada sirvió.

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  2. Lo que demustra, una vez más, que los purísimos profetas son tan canallas y miserables como los más miserables y canallas seres de las sociedades.

    Otra carta parecida pero denunciando que renegaba de sus teorias secesionistas y que se arrepentía de haber creado el partido Nacionalista Vasco, la escribió SABINO POLIKARPO ARANA. Pero su hermano Luís la ocultó. En este caso existe una copia de la misma en los archivos de un diario de Bilbao.

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