La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 6 de julio de 2015

Galgos o podencos.

Uno, que de marxista tiene bien poco, no puede menos que dejar el reconocimiento de un triunfo al viejo alemán. Y es el pensar que la economía está por encima de todo.

Me imagino el estupor de los malévolos dirigentes del Estado Islámico cuando ven que dominando un extenso y creciente territorio, asolando allá por donde van y practicando la tortura, violencia y terror por doquier, tan sólo consiguen un lugar secundario en los medios de comunicación, mientras que, en cambio, las tortuosas evoluciones de la economía griega figuran en primara plana sin contemplaciones.

O quizás estemos ante el triunfo de Tomás de Iriarte y su fábula de los galgos y podencos, y mientras los europeos discutimos hasta la saciedad sobre los bolsillos griegos, los galgos o podencos islamistas se aprestan a devorarnos sin contemplaciones.

Eso por no hablar por los que tienen establecido por motivos de agenda que en verano lo único que les preocupa es que el Sol dirija bien y sin interferencias sus rayos sobre su tostada e indefensa piel.

3 comentarios:

  1. Muy bien planteado, Don Ultimo.
    Está claro, para mí, que es la siempre codiciosa idea del dinero la que mueve los hilos de la atención y de los focos sobre cualquier otra brutalidad sobre millones de seres humanos.
    Y mira, qué casualidad, todo eso lo aprendimos los europeos de los viejos comerciantes griegos que crearon simultaneamente la cultura que usamos. Todo lo que sabemos de aritmética, filosofía, artes proviene de patrones GRIEGOS.

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  2. Y no será porque el peligro queda lejos, que ya lo tenemos aquí.

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  3. Poderoso caballero es Don Dinero, y más poderoso es para todos aquellos que, socarronamente, lo maldicen en público. Cuanto mayor es el improperio, más profunda la puñalada trapera.

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