¡Que van a venir!

Parece ser que en Bélgica han aprovechado el fin de semana para hacer limpieza en casa. Aprovechando la tensión ocasionada en París y teniendo sobre la mesa indicios más que suficientes de que se podía estar preparando otro atentado en su territorio, pues han procedido a practicar registros masivos, detenciones e intervenciones a sospechosos que se supone que debían tener más que fichados. De hecho son dieciséis los detenidos y no se ha encontrado ni una sola arma. Así que es de suponer que muy pronto toda esa gente se va a ver en la calle.

Es imposible saber si esas armas existen, tal vez estén más escondidas o en manos de otros. Lo que está claro es que tanto Bélgica como Francia se han vuelto territorio hostil para actividades islamistas. Al menos de momento. Y esta gente no puede estar demasiado tiempo inactiva, se lo pide el cuerpo. Así que no es difícil imaginar donde pueden recalar, porque aquí salvo los controles para entrar al fútbol poco más se ha hecho. Y ya se ha demostrado en el pasado que somos vulnerables, muy vulnerables.

Y a todo ello hay que añadir que ahora mismo en el poder está un gobierno en funciones con poca capacidad de decisión, y que si tras el 20-D ese poder llega a otras manos los nuevos dirigentes necesitarán algo de tiempo para enterarse (si es que llegan a hacerlo) de qué va el asunto. Por no hablar de que tras las elecciones se abra un proceso de trapicheo de pactos, acuerdos para ver quién es llevado a la Moncloa.

Y en nada las calles del país se llenarán de multitudes atraídas por las bombillas de la Navidad.

Mala perspectiva sin duda.