El Chapo.

Es curioso ver como el último arresto (de momento) del Chapo Guzmán puede dar de si para hasta tres guiones cinematográficos. Algo que bien podrían asumir los Tarantinos, tan aptos para hacer
películas que desarrollan varias historias dentro.

Una inicial, la que Guzmán estaba pensando hacer con él de protagonista y con Sean Penn participando aunque ignoro en qué tipo de papel. En ella se contarían sus 57 años de vida.

Luego una intermedia en la que Sean Penn da el chivatazo de dónde se halla el inocente fugitivo y de cómo éste es detenido tras tiroteos, intentos de fuga y algún que otro derramamiento de sangre.

Y finalmente, ésta basada en la previsión de un futuro próximo, otra en la que los hijos del Chapo, tan aficionados como él al gatillo, que no al gatillazo, montan en cólera y se llevan por delante a todos los policías, militares y civiles que han participado en la operación para atrapar a su señor padre, secuestran, torturan y eliminan al actor norteamericano, y finalmente la película acaba cuando ya están planificando un atentado de gran envergadura contra Peña Nieto, el presidente mexicano al que responsabilizan de todo.

Y para rematar, mientras por la pantalla van discurriendo los créditos, salen unas imágenes en las que se puede ver a los quince hijos, sí, quince, del facineroso sobornando a unos funcionarios de prisiones para organizar la siguiente fuga de su progenitor.