Durante lo más recio de la Guerra Fría, el dictador comunista Enver Hoxa tuvo a bien construir miles de refugios antiatómicos por toda Albania.
Pese a lo empobrecida que era la situación económica del país, algo se puede comprender tan costoso empeño, ya que en algunos momentos la pequeña república se hallaba enfrentada a muerte con Estados Unidos, Rusia, China e incluso la vecina Yugoslavia.
Hoy en día tales refugios siguen intactos después de que ninguno de sus enemigos se dignase en lanzar ni un mísero misil sobre Albania, y dichas construcciones son hoy empleadas con profusión por mendigos y parejas de novios sin posibles.
En cierta ocasión Enver Hoxa dudó de la resistencia de un refugio recién construido, y no tuvo mejor ocurrencia que meter dentro al ingeniero que lo había diseñado y bombardear a continuación la edificación.
No se sabe si es que la munición albanesa no daba para más o es que el ingeniero era competente, pero al parecer salió de la prueba indemne aunque es de suponer que con un tembleque impresionante.
Todos los que tenemos dotados con air-bag en nuestros autos siempre tenemos la duda instalada en el cuerpo acerca de su efectividad o funcionamiento, ya que al parecer la única manera de activarlo es haciendo que nuestro automóvil sufra un fuerte impacto. Y es de suponer que la inmensa mayoría no estamos por la labor.
No estaría de más dar algún descanso a los sacrificados dummies y hacer que alguno de los ingenieros que diseñan esos air-bag probaran ellos mismos su efectividad. Y si esa primera medida se llevara a cabo. ¡Serían tantos los ámbitos donde se podría hacer lo mismo! Más de uno se relamerá ideando sugerencias.
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