Siempre había oído que los sucesos económicos en EE.UU.
repercutían en Europa poco tiempo después, para pasar después a Asia, África y
resto del mundo. Vamos que se podía aplicar aquello de que “cuando las barbas
de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”.
Pero ahora los centros de poder se han diversificado un
poco, y nadie sabe muy bien que es el que corta la pana en la economía mundial,
si es que hay alguien que lo haga.
Casi todos los analistas coincidían en que China era la que
iba a asumir la cabeza del pelotón, pero como toda economía dirigida por el
Estado no parece que sea muy ágil sorteando dificultades, decidiendo con
rapidez o pensando en el bienestar de los ciudadanos antes que en el
crecimiento del omnipresente partido.
Hace ya algunos años vieron sus gobernantes que si la
población crecía sin medida, su demanda y consumo mermaría la producción
destinada a la exportación. Así las cabezas pensantes decidieron implantar a
sangre y fuego la norma del hijo único. Ninguna familia podía tener más de un
hijo, con vistas a reducir al número de consumidores chinos. Eso sí, más tarde
se suavizó la norma y se permitió que en el matrimonio donde los dos cónyuges
fueran hijos únicos podían darse dos hijos. No sé qué pasaría si un/a viudo/a o
divorciado/a con un hijo se casaba con alguien que no lo tenía.
Ahora se han dado cuenta de que la demanda china bajó por
cuestiones demográficas, pero que también ha bajado la demanda europea y
estadounidense por eso de la crisis. Además se encuentran con el problema de
que es difícil reemplazar los trabajadores de sus empresas por falta de
efectivos. Así que antes de tirar de esa peligrosa bolsa de trabajo que son los
inmigrantes de otros países, han decidido que se va a suprimir la norma del
hijo único.
Así que andan los expertos expectantes calculando si el
cambio permitirá a la economía china sortear el problema así como así. Al fin y
al cabo lograr unos cuantos millones de trabajadores chinos de repuesto lleva
algunos años.
Ya veremos si por aquí son capaces de darse cuenta de que el
vecino se va a rapar las barbas y por
tanto hacer algo para que los españolitos se van un poco más animados a ir
reponiendo los recursos laborales que se van a ir agotando.
También sugiero a las autoridades chinas que ofrezcan a los
emigrantes chinos que tienen dispersos por todo el mundo a que retornen a la
madre patria y vayan dejando algún hueco a los nacionales de los países que los
han acogido.
La baja tasa de natalidad en España es un problema real desde hace muchos años y las políticas que se han tomado para incentivarla (prácticamente nulas) no es que animen mucho, la verdad.
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