Se dice hasta la saciedad que la Democracia es el menos malo de los sistemas políticos, lo malo es que la frase, se esté o no de acuerdo con ella, no deja claro el grado de su mediocridad.
El sistema democrático parte del mismo principio que el capitalismo, que supuestamente de la búsqueda de cada cual de su propio interés surgirá el bien para todos según propugnaba Adam Smith.
En democracia la primera premisa se da sin duda. El pensionista vota al que cree que va a aumentar su pensión, el estudiante al que imagina que dará más becas sin control, la madre al que piensa que va a dar más trabajo a sus hijos, el funcionario al que prometa aumentar el empleo público, el empresario al que promete bajar los impuestos.
Vamos, que en la mente del votante medio el bien común no aparece por ninguna parte. Y si en el capitalismo vemos que esa mano a menudo se convierte en pata metida hasta el fondo, en democracia pasa otro tanto, y la búsqueda de cada cual de sus propios fines, hace que los elegidos sean los mas nefastos, inútiles y desinteresados por sus votantes.
La Democracia no es el mejor ni el peor de los sistemas, es otro más. Y al igual que sucede en el debate Monarquía-República donde podemos encontrar monarquías muy buenas y muy malas, a la vez que repúblicas nefastas y repúblicas estupendas, hay democracias que funcionan y otras que no. Y en el caso de la democracia española, después de tanto tiempo probándola, está claro que no es el mejor de los sistemas, y que a este pueblo le ha ido mejor en otros tiempo con otros sistemas.
Antes esto no funcionaba pero era más o menos pacífico, ahora va seguir sin funcionar, pero la palabra Pacífico tan sólo nos va a recordar un Océano lejano.
El problema que aduces sobre la DEMOCRACIA proviene de que aquí se instauró un sistema en el que NO HAY CONTROLES. En Alemania han procesado al Presidente de la República por un chanchullo, en Israel lo mismo a un ex Jefe de Gobierno, y en Reino Unido han mandado a casa a todos los ministros que que ocultaban los clásicos chanchullos como los de aquí.
ResponderEliminarEl desencanto es palpable.
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