Durante este verano se van a celebrar las fiestas de San Sebastián, y durante las mismas nos vamos a encontrar con una situación insólita.
Anteriormente en la zona del casco viejo se podía ver cientos de jóvenes con el hígado bastante perjudicado y el cerebro desahuciado de por vida, que tenían una forma un tanto peculiar de celebrar la fiesta: vomitonas, concursos de micciones públicas, pintadas en las paredes, rotura de escaparates, derribo y quema de papeleras y contenedores.
Pero este año nos encontramos con que el alcalde de la ciudad pertenece a Bildu, vamos, de la misma camada que esos vándalos. Ello supone que todo destrozo que provoquen supondrá un menoscabo a la Hacienda municipal y por tanto supondrá un incremento de los quebraderos de cabeza del munícipe para cuadrar las cuentas de la ciudad.
Incluso puede llegarse al caso de que el turista que tenga el descuido de arrojar un papel a la vía pública, pegar un chicle en una pared o escupir al asfalto sea tildado de fascistas, españolista y txakurra.
Pero no por eso el turismo ha de eludir San Sebastián como destino vacacional durante sus fiestas. Estos borrokas después de tantos años haciendo cuanto se les antoja durante las fiestas no podrán controlar sus instintos y lo más probable es que durante esas echas emigren a Bilbao y Vitoria para desgracia de sus respectivos vecinos que no saben la que se les puede venir encima. Así que sólo cabe recomendar a bilbaínos y vitorianos que se den una vuelta por San Sebastián durante su Semana Grande. Eso sí, que tengan la precaución de revisar sus pólizas de seguro.
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