Haces unos días escuchaba una entrevista al alcalde de Collado Villalba (Madrid) replicando a quienes le estaban acusando de aplicar la temida e inevitable motosierra.
Finalizando ya su respuesta el edil tuvo un lapsus linguae, y dijo que aquello lo hacía porque para eso le habían contratado los ciudadanos.
Rectificó enseguida, pero en realidad y sin querer, ofreció una brillante idea. ¿Cómo sería la política si cada candidato en vez de ofrecer un programa electoral cada cuatro años estuviera obligado a proponer un contrato?
Un contrato con todas sus cláusulas bien detalladas, con todo lo que se promete, se oferta y compromete. De tal manera que los votantes pudieran examinar los diferentes contratos y firmar el que creyeran más conveniente.
Y eso sí, en el caso de que se incumpliera el contrato en alguno de sus puntos que el votante tuviera derecho a reclamar ante los jueces. Y eso tanto para el que se llevara el gato al agua como el que tuviera que ejercer la oposición, que también los opositores pegan sus buenos bandazos.
Buena equivocación la del alcalde.
Es una buena y muy acertada idea. Vamos a difundirla para que la gente empiece a entender la política como compromiso contractual. O cumples, o eres un tramposo.
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