A comparar.

Qué dura la vida del aspirante a parlamentario. Se supone que en una domocracia como Dios manda (aunque parece que en esos diseños anda más el Diablo que Dios) todo españolito con ínfulas políticas que quisiera un escaño sólo tendría que manifestar lo que piensa, lo que haría de trincar poltrona y con un poco de dinerillo para hacer campaña, entrar en buena lid a pelear por su escaño.

Pero el aspirante se encontrará que ese dinero, salvo que llegue de una herencia inesperada, tendrá que pedirlo a un banco. Y ya sabemos desgraciadamente cómo las gastan éstos.

Pero si se consigue el dinero necesario no cesarán los obstáculos. En función de la provincia donde se presente uno habrá de conseguir más o menos electores. Y es que no es lo mismo presentarse por Soria que por Sevilla.

Pero la procedencia no sólo determinará eso sino también la atención que te van a prestar.

Valga como ejemplo la absoluta indiferencia con que el resto de los diputados andaluces asisten a  la "promesa" del diputado autonómico

O la atención prestada al diputado Urkullu desbarrando acerca de la actividad del Ejército Español en su propio país.