¿Y eso quién lo paga?

Aquí es que sólo sabemos criticar. Si al monarca le ponen un oso jubilado y alcoholizado para que le dé al gatillo, se lo reprochamos. Ahora que le da por llevarse por delante a un paquidermo (que lo mismo lo habían sacado de un circo de barrio) también nos oponemos.

Y es que no acabamos de comprender que esta gente lleva el pegar tiros en la sangre. Miren si no el caso de Froilán, claro ejemplo de onanismo cazador. A falta de presas de entidad pues se lleva un callo por delante.

El periódico que suelo comprar añade los domingos como obsequio L'Osservatore Romano, y ahí es fácil saber lo que hace Benedicto XVI hora a hora. Visto lo visto no vendría mal algo parecido con la Familia Real, que de ser algo modélico parece que se han soltado la melena todos a la vez. El día menos pensado sale alguno del armario.

Ese control de lo que hace o dejan de hacer también podría estar acompañado de lo que cuesta lo que hacen, y así no sería difícil de comprobar si con lo que asigna a cada uno de sus miembros el rey, éstos podrían llegar a fin de mes o no.

El rey puede hacer en sus ratos libres y con su dinero lo que le venga en gana. Lo malo es que si ha dicho que se aprieta el cinturón y dispone de menos dineros, ¿quién paga estos viajecitos? ¿y a cambio de qué?

Al final el que comerá todo el marrón será el pobre de Marichalar, y todo por un berrinche del hijo cuando le dijo que no se podía ir con el abuelo a matar a Dumbo.