En cierta oportunidad llegó frente a la casa del gobierno de un país una manifestación numerosa reclamando por puestos de trabajo. Aquellos desocupados reclamaron y reclamaron hasta que salió el propio presidente de la nación.
Cautelosamente el presidente se acercó a los manifestantes y dijo: " Deben comprender que es muy complejo resolver la situación laboral de todos los presentes, pero voy a mostrar mi voluntad para solucionar este problema dando trabajo hoy a uno de ustedes".
Enseguida llamó a su lado a uno de los que reclamaban, colocó su mano en el hombro de él y le dijo: "¡Ya tienes trabajo!".
Entonces el hombre se quejó: "¡Habiendo tantos, justo me vino a elegir a mí!"
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