La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 21 de marzo de 2011

Exégesis de la buena.

Es increíble la inmensa cantidad de conclusiones disparatadas que se pueden leer extraídas de la Biblia. Recientemente leía la revista Éxodo, editada por Nueva Utopía, una editorial vinculada hasta el cuello con la teología de la liberación. En un párrafo se analizaba el milagro consistente en la liberación del endemoniado de Gerasa, y como todos los demonios que le poseían pasan a una piara de cerdos, que finalmente se despeña por un acantilado.
Para ilustración de los que frecuentan menos la Biblia lo transcribo de una versión católica (por cierto, en el artículo mencionado da una cita bíblica del episodio que no he encontrado en ninguna versión)

 San Marcos / 5.- Jesús cura un endemoniado y resucita a una niña

01
Llegaron a la otra orilla del lago, que es la región de los gerasenos.
02
Apenas había bajado Jesús de la barca, un hombre vino a su encuentro, saliendo de entre los sepulcros, pues estaba poseído por un espíritu malo. 
03
El hombre vivía entre los sepulcros, y nadie podía sujetarlo ni siquiera con cadenas. 
04
Varias veces lo habían amarrado con grillos y cadenas, pero él rompía las cadenas y hacía pedazos los grillos, y nadie lograba dominarlo. 
05
Día y noche andaba por los cerros, entre los sepulcros, gritando y lastimándose con piedras. 
06
Al divisar a Jesús, fue corriendo y se echó de rodillas a sus pies.
07
Entre gritos le decía: «¡No te metas conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo! Te ruego por Dios que no me atormentes.» 
08
Es que Jesús le había dicho: «Espíritu malo, sal de este hombre.»
09
Cuando Jesús le preguntó: «¿Cómo te llamas?», contestó: «Me llamo Multitud, porque somos muchos.»
10
Y rogaban insistentemente a Jesús que no los echara de aquella región. 
11
Había allí una gran piara de cerdos comiendo al pie del cerro.
12
Los espíritus le rogaron: «Envíanos a esa piara y déjanos entrar en los cerdos.» Y Jesús se lo permitió.
13
Entonces los espíritus impuros salieron del hombre y entraron en los cerdos; en un instante las piaras se arrojaron al agua desde lo alto del acantilado y todos los cerdos se ahogaron en el lago.






A raíz del texto anterior, un redactor de la mencionada publicación ha llegado a una conclusión de esas que sobrecogen el ánimo y nos deja con un expectante interés a la espera del día en que se decida a perpetrar una teología sistemática.
Ahí es nada...

1 comentario:

  1. Con razón la Contra Reforma no permitia la lectura de la Biblia a los laicos.

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