Algo falla en la política urbanística de Calatayud.
Aunque se observa zonas de nueva construcción, el casco viejo está repleto de
edificios abandonados, algunos medio derruidos y algún que otro solar, señal de
que alguno no ha resistido, y en los que por alguna razón no se ha vuelto a
construir, porque se ve que son terrenos que llevan tiempo así.
Causa cierta tristeza ver algo así en el turista, aunque por
otra parte le alegra el bolsillo, pues gracias a esos solares puede esquivar
las zonas de aparcamiento regulado. El número de terrenos abandonados lo señala
el que dan espacio para que aparquen los residentes y los visitantes. El
Ayuntamiento ni siquiera se ha molestado en vallarlos.
Y hablando de ruinas, en la ciudad se encuentran carteles
indicando la posibilidad de visitar los yacimientos de Bilbilis, enclave romano
y embrión de la ciudad. Nos dirigimos allí, y tras un empinado y abrupto camino
de tierra se llega a un museo, cerrado y sin indicaciones de horarios de
apertura, y nada más en varios metros a la redonda. Eso sí, poco antes hay un
buen aparcamiento para autocares, y junto al mismo museo otro para turismos.
Pero nada más.
En otros lugares con cuatro cascotes mal colocados, te
montan una maqueta al lado echándole más imaginación que el Barón de
Munchahusen y ya tienen una buena cola de turistas dejándose el dinero a
mansalva. Tal vez las ruinas de las afueras de la ciudad sirvieran para paliar
las ruinas del interior.
Penosito...
ResponderEliminarLuego echamos a los demás las culpas de nuestros males.