La jornada en el camping se hizo interesante por el riesgo
de aventura y peligro.
Al parecer hacía unos días unos campistas algo descerebrados
decidieron hacer una barbacoa en la otra ladera del monte a cuyos pies está el
camping. Como era previsible, las llamas pronto se extendieron y de no ser por
la rápida intervención de los bomberos, las consecuencias podían haber sido
catastróficas.
El encargado del camping me comentaba que esa misma mañana
habían atrapado una víbora en el césped de la piscina. Al parecer los animales
sobrevivientes habían huido a la ladera no quemada, y entre los emigrantes
forzosos se hallaba un buen número de víboras.
Como si tuviésemos bastante con los omnipresentes mosquitos,
uno también se debía convertir en un experto cazador de culebras. Había que
vigilar el calcañar.
Me llamó la atención saber que si un incendio forestal no
pasa de quemar una hectárea, no se considera incendio sino conato, y por tanto
no sirve para las estadísticas.
Así que deduje que si un verano se produjeran 50.510,210 conatos
en España, nos encontraríamos con toda su superficie devastada sin que
oficialmente se constatara ni un solo incendio en todo el país. Cosas que tiene
la estadística.
Aquí todo son conatos, igual les da un incendio que un parado, que un suicidado.
ResponderEliminarPor eso nos va tan bien y vivimos así de felices.
Las curiosas estadísticas que manipulan la realidad.
ResponderEliminarAsí son las estadísticas: depende de quién las realiza.
ResponderEliminar