Recuerdo de mis tiempos mozos que cuando se convocaba una huelga general (muchos años ya de Democracia, pero pocas huelgas generales) en Madrid se convocaba a todos los delegados, piquetes y demás participantes en la Puerta del Sol.
Se reunía una buena cantidad de gente, al menos entonces, y lo que llamaba la atención era la discreta presencia policial, apenas unas cuantas furgonetas azules y varios policías con aire aburrido.
El motivo no era que el gobierno viera a los piquetes como algo inofensivo o apoyara en cierta manera a los huelguistas. No. Bastaba con andar unos metros para darse cuenta de que el edificio de El Corte Inglés estaba rodeado por una auténtica muralla azul de policías con pinta de jugadores de rugby dispuestos a todo con tal de defender ese símbolo del consumismo.
Llama la atención que durante todo ese esperpento del 15-M no se haya producido ningún altercado en el Corte Inglés. Los perroflautas hasta se han atrevido con la sede de la CEOE, bancos, etc. pero con el Corte Inglés nada de nada.
Cuando se ha desmantelado el campamento se echó en falta una joven de 18 años que al parecer se había fugado con otro no tan joven. Los padres denunciaron lo que pasaba y todo el mundo se puso a la busca, pero seguramente a nadie se le ocurrió buscar en los aseos del Corte Inglés.
Finalmente apareció la joven, y todo el mundo feliz. Aunque ahora me imagino la angustia de los padres de esta joven. Hace años en una situación similar la irresponsable se llevaría una bronca de varios decibelios, ante lo cual la culpable podía asumir su culpa y refugiarse en su cuarto quedándose sin salidas de fin de semana y pagas durante un par de meses, o bien amenazar con irse de casa (recordemos que es mayor de edad) y los padres tenían que sopesar si pesaba más el amor filial o el descanso que suponía la fuga.
Ahora la joven tendrá la alternativa de instalarse con una tienda de campaña en el comedor de la casa haciendo la vida imposible a toda su familia e incluso de hacerse llevar a su refugio al no joven responsable de la fuga.
Pero en estos tiempos de egoísmo, capitalismo y materialismo, también es previsible que el padre antes de empezar su filípica, pregunte por lo bajo a su querida hija:
-"Oye, ¿por casualidad tu novio no será ese que le ha tocado la Primitiva?"
Te olvidaste agregar que la joven puede vender su historia a cualquier pasquin o programa de TV amarillista (¿hay de otro tipo?) crear un grupo en Facebook o Twitter, y hasta tener su propio reality show. Por último conseguir que alguien que sepa escribir le haga un recuento en formato que pase por libro y lo termine vendiendo El Corte Inglés.
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