Recuerdo que cuando era
niño una de mis aficiones era leer tebeos a destajo, sí, eso que
hoy llaman comics. Las historias y argumentos en su inmensa mayoría
han pasado al olvido, aunque hay alguno que otro que se resiste a a
erosión del tiempo y logra mantenerse a flote. A menudo sólo se
trata de detalles de alguna historia que tampoco recuerdo, pero hay
está.
Uno de ellos eran las
vicisitudes que pasan un grupo de jóvenes científicos. Han
conseguido reproducir en un laboratorio (no se me pregunte cómo) las
luces existentes en diversos planetas más allá del Sistema Solar, y
han encontrado que dependiendo de la luz que reciba un objeto, que
evidentemente procede de diversas estrellas, el objeto adquiere un
color diferente.
Siempre he sido un negado
absoluto en cuestión de colores, no llego a ser daltónico, aunque
casi, y en cuanto me sacan de los colores básicos ando perdido. Para
mí, las banderas con cuantos menos colores, mejor.
Pero aunque dice el
refrán que Mal de muchos, consuelo de tontos, veo que no debo ser el
único que padece tales dificultades.
Siempre he oido hablar
del azul prusia, que supongo que tendrá algo que ver con los
uniformes prusianos, y como se dice que una imagen vale más que mil
palabras, y más si estamos hablando de colores, pues he recurrido a
internet para hacerme una idea cabal de en qué consiste exactamente
dicho tono, y para mi confusión y desdicha me he encontrado con los
siguientes ejemplos. Definitivamente, me rindo.