La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Prusia.

Recuerdo que cuando era niño una de mis aficiones era leer tebeos a destajo, sí, eso que hoy llaman comics. Las historias y argumentos en su inmensa mayoría han pasado al olvido, aunque hay alguno que otro que se resiste a a erosión del tiempo y logra mantenerse a flote. A menudo sólo se trata de detalles de alguna historia que tampoco recuerdo, pero hay está.

Uno de ellos eran las vicisitudes que pasan un grupo de jóvenes científicos. Han conseguido reproducir en un laboratorio (no se me pregunte cómo) las luces existentes en diversos planetas más allá del Sistema Solar, y han encontrado que dependiendo de la luz que reciba un objeto, que evidentemente procede de diversas estrellas, el objeto adquiere un color diferente.

Siempre he sido un negado absoluto en cuestión de colores, no llego a ser daltónico, aunque casi, y en cuanto me sacan de los colores básicos ando perdido. Para mí, las banderas con cuantos menos colores, mejor.

Pero aunque dice el refrán que Mal de muchos, consuelo de tontos, veo que no debo ser el único que padece tales dificultades.

Siempre he oido hablar del azul prusia, que supongo que tendrá algo que ver con los uniformes prusianos, y como se dice que una imagen vale más que mil palabras, y más si estamos hablando de colores, pues he recurrido a internet para hacerme una idea cabal de en qué consiste exactamente dicho tono, y para mi confusión y desdicha me he encontrado con los siguientes ejemplos. Definitivamente, me rindo.



sábado, 17 de septiembre de 2016

And the winner is...

Cómo son estos yankees. Al parecer un ataque aéreo de la coalición internacional en Siria ha borrado de la faz de la tierra a Ail Adil Hasan Salman al-Fayad, ministro de información del Estado Islámico, más conocido como Dr. Wail, y que como suele suceder con muchos doctores, de doctor no tenía nada.

Al parecer en su currículo tenia el dudoso honor de ser el productor y responsable de los vídeos de ejecuciones perpetrados por el Estado Islámico, sí, esos vídeos que de vez en cuando nos llegan con la mínima censura de pixelar lo más truculento o simplemente no llegar hasta el final que ya se adivina antes de empezar.

He rebuscado por la red y no parece que haya imágenes o vídeos de cómo ha quedado el Sr. minisro después del pepinazo, pero al parecer los aliados no han querido responder con la misma moneda a los islamistas. Mucho me temo que éstos no van a responder con la misma gentileza.

No es que sea partidario de la censura, pero siempre he creído que si esos vídeos no se emitieran de ninguna manera, su frecuencia bajaría. Ya sé que es imposible (o al menos difícil) que no circulen por la red, pero al menos no llegarían al gran público, que es lo que interesaba al finado Dr. Wail. De otra manera cuanto más crudos son los vídeos más se cauteriza el que se los ve, y los futuros Dres. Wailes tendrán que aumentar la crueldad y sadismo. Es una espiral de sangre sin final.

Mientras tanto en el Estado Islámico andan tristes por que saben que la espiración secreta de Ail Adil Hasan Salman al-Fayad era haber pisado la alfombra roja de Hollywood por sus producciones.

lunes, 12 de septiembre de 2016

La puja.

Basta hacer algo de zapping para ver cómo rellenan la parrilla diversos programas donde se puja por el precio de diversos objetos. Casi siempre el cliente pide algo razonable por lo que va a empeñar y el dueño de la tienda, prepotente y conmiserativo él, baja brutalmente la valoración y es a partir de ese último precio donde comienza a regatear, pero ya con pocos altibajos. A veces llegan a un acuerdo, y en otras el cliente se marcha sin vender pero con el orgullo intacto.

Pero todo tiene su antecedente histórico. En tiempos de la Guerra de la Independencia, el fraile Asensio Nebot era jefe de una partida de guerrilleros que traía mártir a los franceses, dando golpes de mano que causaban múltiples bajas y quebrantos a los convoyes de los invasores.

Harto de ello, el general italiano, pero al servicio de los franceses, Luigi Mazzuchelli, expidió un decreto donde ofrecía 1.000 duros por la entrega, vivo o muerto, de Nebot, y 800 por cualquiera de sus colaboradores.  

No por ello el fraile se amilanó lo más mínimo. Simplemente contestó ofreciendo dos céntimos a quien le entregará el general, y si éste le era entregado muerto, tan sólo uno.

Eso es regatear duramente.

miércoles, 7 de septiembre de 2016

Picota.

Hace poco me encontré con una picota en un pueblo madrileño. Parecía original, aunque era evidente que no estaba en su lugar originario. Pero me hizo preguntarme qué sucedería si cada municipio español contase con una o varias, dependiendo del tamaño de la población.



No es que esté abogando por la vuelta de la pena capital, pero si la búsqueda de alguna manera por la que la gran mayoría de la sociedad pudiera conocer de primera mano y sin tener que esforzarse en demasía quién es condenado en lo penal, civil o administrativo.

Ya sabemos que siempre va a haber quien es inmune al reproche público, pero eso también sucedía en la antigüedad. En fin, que cuesta poco probar. Insto a que se busque como construir una especie de picota digital. Que una simple columna de piedra no daría abasto para sostener tanta cabeza cercenada.