La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

domingo, 31 de enero de 2021

Bares seguros.

 Curioso es constatar que todos los que atienden la hostelería, aunque usen mascarillas en su labor, tienen con lidiar con clientes que consumen sus productos a cara descubierta.

La gran mayoría de los hosteleros usan mascarilla quirúrgica, esa que no permite arrojar los virus a los demás, pero sí son ineficaces ante los que proceden de los demás.

Generalmente las jornadas en hostelería son largas y el trato con el cliente muy cercano: barra, servicio en mesas, manejar los cubiertos y desechos de los clientes, y de regalo, a menudo tener que lavar los aseos donde esos clientes han hecho de todo.

Por no hablar de aquellos que sirven en mesas de terraza donde los clientes además fuman, y tienen a bien expeler sus humaredas, no a los que están sentados con ellos, sino a otras mesas o al camarero que casualmente pasa por ahí.

Sin embargo, los contagios sufridos por estos trabajadores no son significativos. En esta enfermedad, en que las estadísticas priman sobre todo, ya se sabría ese dato, y no sucede.

Algo no cuadra, ya sea en relación con el modo de contagio o a la protección que supuestamente proporcionan las mascarillas.

A ver si al final va a resultar que los bares sí son un lugar seguro.

domingo, 24 de enero de 2021

Futuro.

 De vez en cuando algún experto tiene a bien vaticinar cuáles van a ser las profesiones del futuro, aquellas en las que el paro va a ser menor, algo así como esos videntes que tratan de adivinar lo que va a suceder el año venidero, sólo que a más largo plazo.

Y ese largo plazo permite que cuando llega ese futuro nadie se acuerde de esos pronósticos, salvo, claro está, aquellos que eligieron la carrera influidos por esas opiniones.

Hasta yo me voy a atrever a hacer de augur y discurrir cuáles pueden ser los estudios que más fácilmente den de comer. Se me ocurre que uno puede ser Arquitectura, pero concretamente la especializada en construir barracones y edificios que puedan ser dedicados a la asistencia sanitaria en tiempo récord, tanto si es en hormigón como si se trata de carpas de tela. Van a ser muy necesarios.

Lógicamente, visto lo visto, también van a ser precisos los profesionales sanitarios, tanto facultativos como los pertenecientes a la enfermería. Con la actual pandemia muchos están sucumbiendo y muchos candidatos pusilánimes no se van a atrever. No creo que en plena II Guerra Mundial muchos niños soñaran con ingresar en una Academia Militar.

Otra opción menos cruenta es el Derecho, va a hacer falta muchos notarios y abogados especializados en Derecho Sucesorio ante tanto fallecimiento. La Sociedad se va a encontrar con muchas herencias sin claros herederos por falta de testamento, y los litigios van a ser largos y complejos. Harán falta buenos profesionales.

Y, por último, triste pero cierto, habrá una buena demanda de todo lo relacionado con las pompas fúnebres, teniendo en cuenta que cada vez habrá menos inhumaciones y más cremaciones, y que los funerales serán pocos y con escasa asistencia. Más bien se demandará rapidez, asepsia y eficacia en este mundo inhumano que este siglo XXI oscuro y voraz nos presenta.

domingo, 17 de enero de 2021

Derechos de autor.

 Son conocidas por todos esas absurdas que supuestamente rigen en diversos estados de los Estados Unidos de América. Leyes que prohíben caminar con un pato en la cabeza como tocar una trompeta en casa determinados días. Leyes que nadie toma en serio porque ni siquiera se dan los supuestos que contemplan.

Pero en el turbulento mundo jurídico estadounidense a veces se dan casos más curiosos. Por ejemplo, unos años antes de la II Guerra Mundial, una editorial americana fue arruinada y dejada fuera de combate por el mismo III Reich.

Esa editorial tuvo la brillante idea de publicar en Norteamérica Mi Lucha de Adolf Hitler, y que se estaba convirtiendo en un Superventas en todo el mundo. Pero para ello no pidió ningún permiso a su autor, el gobierno alemán se enteró y demandó a la editorial. Ésta perdió el juicio (en el sentido legal de la palabra), cerró y los alemanes se llevaron un buen pellizco.

Acabada la II Guerra Mundial el editor intentó revertir la situación, pero no hubo manera, y además fue mal visto, ya que había intentado poner en conocimiento del público las ideas del enemigo recién derrotado (las editoriales que lo habían hecho con permiso no tuvieron ningún problema al respecto).

Me pregunto cuántas armas puedo comprar Alemania con ese dinero logrado de manera tan curiosa.

domingo, 10 de enero de 2021

Inversión.

 

Lo mío ciertamente no son las finanzas. Bastante tengo con no despilfarrar la nómina en sandeces y atenerme a lo estrictamente necesario.

Pero creo que este año 2021 me ha presentado una auténtica oportunidad de inversión que puede hacer que mis facturas pendientes se reduzcan, mis ahorros se incrementen y los números rojos desaparezcan del horizonte durante muchos años. Quién sabe si no de por vida.

Harto de escuchar el manido refrán de “Año de nieves, año de bienes”, me decidí buscar en Google algún refrán referido a las nieves que no fuera el anterior, que siendo este país tan dado a la agricultura y la ganadera antaño, alguno tenía que haber.

Y me encontré con uno que reza: “Año de bellotas, nieve hasta las pelotas”, lo cual agudizó mi instinto digno de Wall Street, y me hizo cavilar que si este año ya había cubierto más que de sobra el cupo de nieve, también iba a ser pródigo en bellotas, lo cual me llevó a pensar que iba a ser un buen año para las empresas jamoneras: Más barato les iba a resultar alimentar a sus cochinos.

Así que estoy elaborando una lista de empresas de embutidos que coticen en bolsa para invertir. Y es que al final va a resultar cierto eso de “Año de nieves, año de bienes”.

Y así concluyo este post digno del Financial Times.

domingo, 3 de enero de 2021

El pozo sin fondo.

 

Hay que ver como degeneran los conceptos. Podemos ver como aproximadamente hace 3000 años un hebreo escribió todo bienintencionado “¡Cómo amo tu ley, sí! Salmo 119:97. Y unos 2000 años después, allá por el siglo XVIII se podía leer “La ley es un pozo sin fondo… todo lo devora”. Me imagino la impresión que se llevaría ese autor si viera las dimensiones que ha alcanzado la ley hoy en día.

Entonces el motivo de su queja era la demora que padecían todos los procesos, lo cual llevaba a la bancarrota a muchos litigantes, ya tuvieran razón o no. Incluso a la hora de meterse en un juicio una razón a valorar era si se tenían herederos que pudieran llevar adelante la causa.

Aún así, creo que la verdadera culpable no es la ley, sino el reglamento. Ese pequeño ser que desarrolla y lleva a su verdadera interpretación, desarrollo y aplicación a la bienintencionada ley. Ese reglamento que se reproduce sin medida, que es prolijo, enrevesado y ambiguo, y que establece plazos, detalles y matices a su libre antojo. Ese sí que es un pozo sin fondo.

Y sirva como ejemplo el saber que tan solo en España cada día se publica un BOE bien cargadito de leyes y reglamentos (sobre todo de estos últimos), un boletín por cada comunidad autónoma a lo que hay que añadir las disposiciones de cada ayuntamiento, diputación provincial, cabildo y consejo insulares.

Y por si todo ello fuera poco, nos queda la mastodóntica legislación de todo tipo que emana de la Comunidad Europea.

Vamos que, si en el siglo XVIII estaban ante un pozo sin fondo, en el siglo XXVI estamos ante un auténtico agujero negro del espacio.