Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos
veces con la misma piedra. Puede ser, pero hay que tener en cuenta que también se
dan los políticos que no tienen inconveniente en insistir una y otra vez con el
mismo pedrusco, más teniendo en cuenta que no son ellos los que se llevan el
morrazo sino todos los contribuyentes que aguantan el dispendio provocado con
sus impuestos.
Hace tiempo el gobierno se empeñó en exhumar los restos de
Francisco Franco del Valle de los Caídos. Su idea era llevarlo a un lugar
tranquilo y discreto, donde los nostálgicos, que según ellos eran pocos pero a
la vez temibles, no pudieran organizar peregrinaciones.
Se encontraron con el imprevisto de que la familia del
anterior jefe del Estado poseía un lugar nada menos que en la Catedral de
Madrid; con lo cual todo iba ser nada discreto y menos aún tranquilo para el
gobierno.
Se prevaricó, se avasalló y se hizo todo lo posible para que
no reposara allá sino en el cementerio de Mingorrubio, al lado de donde ejerció
el poder. Algo que tampoco resultó del gusto de mucho político recién llegado.
Ahora el gobierno, loco por desviar la atención de donde se
debe, quiere desalojar a los monjes que están en la abadía, ya que quiere
dedicar tanto la cripta como la abadía a otros menesteres. Y ahora se encuentra
con que una de las posibilidades es que los monjes desahuciados vayan, nada
menos, que a un monasterio, próximo a construirse, a Paracuellos del Jarama,
lugar donde los antepasados de los que están ahora en el poder le dieron con saña
al gatillo sobre prisioneros desarmados. Localidad también se va a constituir
un monasterio femenino.
Una especie de complejo que ya se empieza de denominar “la
catedral de los mártires”, y a ver de qué artimaña se valen ahora para
evitarlo.