Después de lo visto los últimos días, parece que se avecina una nueva reforma de la Constitución Española.
La primera fue para permitir que ciudadanos de otros países europeos pudieran ser elegidos en las elecciones europeas. Cambio de no mucha enjundia.
La segunda, más importante, fue garantizar que España pagará sus deudas ante terceros, obligando a la estabilidad presupuestaria y dando prioridad a esos pagos frente cualquier otra necesidad.
Y la tercera ya la tenemos en ciernes. Hasta ahora, los actos del rey deben ser refrendados por el presidente del gobierno o el ministro correspondiente, dependiendo del acto en cuestión. Haciendo que el presidente sea inocente de todo perjuicio causado a la nación por su cometido.
A partir de ahora, el rey deberá refrendar los actos del presidente el gobierno. Y si todo va mal, el responsable último será el rey, que será informado en una entrevista sorpresiva y a traición.