Les dijeron que no tenían nada que temer, que al pasar Hong Kong de ser colonia de Gran Bretaña a pertenecer a la China comunista todo iba a seguir más o menos igual.
Y como era de suponer, se la han metido doblada.
Hace unos días se han celebrado "elecciones" en Hong Kong, y lo entrecomillo porque el sistema no deja de ser de lo más curioso, y más si estamos hablando de un país supuestamente comunista.
Hasta en las repúblicas socialistas más férreas del bloque comunista tras la II Guerra Mundial se celebraban elecciones. Verdad es que se trataba de candidatos del mismo partido, o partidos aliados, designados por el gobierno, en que se elegía entre rojo o colorado. El elector sabía que todo era un paripé y todo el mundo votaba en ese remedo de democracia.
Pero a los electores de Hong Kong se les dijo que iban a tener democracia, y lo que se han encontrado es que de los 3,8 millones de electores sólo pueden votar los pertenecientes a un comité de 1200 personas.
Evidentemente Pekín confeccionó el reparto de votos en ese comité. Allí votan los 60 miembros de la Asamblea Legislativa, los políticos de distrito, grupos empresariales, sindicatos, celebridades, representantes religiosos y profesores.
Pero incluso ese arbitrario reparto tiene sus desigualdades, porque agricultores y pescadores, que suponen el 0,1% de la economía hongkonesa disponen de 60 votos, y el sector financiero, fundamental en Hong Kong, tan sólo 40 votos. Vamos, todo diseñado al gusto de China.
Esperemos que el día en que Gibraltar pase a donde debe pasar, no se haga tan chapuceramente. Si no, podemos seguir esperando por los siglos de los siglos.
Eso sí, el vencedor ha sido una mujer. Algo impensable en el gobierno central.