No es tan difícil captar las diferencias y semejanzas entre el sistema político norteamericano y el español.
La diferencia fundamental, es que,
para dedicarte a la política, tienes que poseer una buena fortuna, que te
permita financiar tus campañas y por ello tener una buena agenda de contactos
que te aúpen a lo más alto, a la vez que te compromete a devolver favores a
esos que te han apoyado. Es totalmente indiferente que estén en el partido
demócrata o republicano.
En España te puedes iniciar en la
carrera política sin necesidad de fortuna o estudios, tan sólo te tienes que
afiliar a un partido, y comenzar a medrar desde dentro sabiendo repartir
favores y puñaladas al camarada en la medida justa. Tus nóminas van a ser
financiadas por los impuestos de todos los ciudadanos.
Y el parecido fundamental entre
ambos sistemas, es que si se te da bien, tanto en un país como en el otro, vas
a acabar con un buen capital que no te va ha hacer pensar en la herencia de tus
nietos.