Rogativas.

 Realmente la biblia no da muchas pistas acerca de cómo funciona al administración ahí arriba. Son millones de creyentes de todo el mundo haciendo peticiones, agradecimientos, lamentos, alabanzas, etc. y todo ello en gran cantidad de idiomas, a todas horas y en todo tipo de formatos.

Así que no acabo de comprender cómo cada Semana Santa se repiten las imágenes de participantes en procesiones cuando ven que las lluvias arruinan el salir de los pasos.

Alguien les tendría que decir que hace solo unas semanas, se podían ver procesiones cuya motivación era pedir que llegaran las lluvias para aliviar la sequía que padecen los campos.

Si el procedimiento administrativo celeste se parece un poco al que impera a ras de tierra, todo llevará su tiempo, su elaboración y sus permisos.

Si se concede autorización para que llueva, habrá que determinar cuándo, dónde y cuánto. Y eso no se puede hacer en un momento. Lleva su protocolo.

Vamos, que ahora llegan las lluvias que pidieron los agricultores hace semanas, y dentro de poco cesarán esas lluvias para desasosiego de agricultores y ganaderos.

Hace falta vigilar los tiempos.

Entregar el fuerte.

 Encomiable el esfuerzo de la ministra de Defensa. Nos avisa, como si nos desvelara un arcano, de que ahora mismo un misil ruso puede llegar a España sin despeinarse.

Tal vez esté intentando avisarnos por aquello de que si finalmente el misil llega, y seguramente serían unos cuantos, podría decir aquello de “Ya os avisé”.

Lo que pasa es que la mayoría poco podemos hacer. Más bien tendría que dirigir sus mensajes a sus colegas europeos, que cada vez que se habla de aumentar la ayuda a Ucrania o mandar tropas al frente, comienzan a cacarear y a correr en círculos como gallinas despavoridas.

Más bien el mensaje tendría que ser que si no se ayuda a Ucrania, esos misiles van a acabar llegando. Pero seguramente, gracias a la labor de zapa de cierta quinta columna, tales misiles no van a ser necesarios, porque, llegado el momento, habrá un gobierno dipuesto a entregar la plaza si llegar a disparar ni un tiro.

Desfase.

He aquí una prueba evidente del principal defecto de que adolece la prensa escrita. Por la mañana, a primera hora, mientras desayuno, la televisión me  informa de que la atleta María Vicente se ha lesionado gravemente al intentar su primer salto. Nada menos que rotura total de su tendón de Aquiles. 

Bajo a comprar el periódico, el cual me informa de que que la deportista, tras superar su antigua lesión, se dispone a participar en el Mundial de Glasgow, dispuesta a lograr la medalla de oro.