Al final Erdogan se ha salido con la suya y ha declarado a la catedral de Santa Sofía como mezquita, dedicada al culto. Antes estaba considerada como museo abierto al público y ahora será templo.
Supongo que el gesto le habrá valido el apoyo de los sectores religiosos y el rechazo de los laicos, ya que como suele suceder con estas cosas, es de dudar que se vaya a detener ahí.
Pero hay otro sector del que seguramente se va a labrar el más firme repudio: el económico.
Es sabido que en toda mezquita que se dedica al culto hay partes que no pueden ser visitadas por los no creyentes, esos no creyentes, visitantes de Estambul se lo pensarán mucho antes de ver un monumento en el que una parte sustancial no la va a poder visitar. Además en la zona accesible se ha procedido a tapar toda imagen o resto de la época en que el edificio fue iglesia cristiana, con lo cual menos encantos aún para el posible visitantes.
Flaco favor a la economía estambuliota, y tal vez una miaja de ayuda para la recuperación del devastado turismo español.
La Sentencia.
Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.
lunes, 27 de julio de 2020
domingo, 19 de julio de 2020
Créditos, no subsidios.
Recuerdo, hace ya muchísimos años, que al salir del cine
tras ver Independence Day, un amigo me comentaba:
-No está mal la película, pero no cuela que si aquí, en la
tierra, un virus hecho para Windows no funciona en un Mac, ¿cómo va a funcionar
un virus de la tierra en un supuesto sistema operativo extraterrestre?
Una paradoja similar se está dando en Europa cuando Pedro
Sánchez con su sistema operativo acostumbrado al sistema de subsidios, que da
dinero a cambio de votos y fidelidad electoral, pero nada más, se ha encontrado
con el sistema operativo de los otros, que
dice que se den créditos pero que hay que devolver con trabajo y hasta
con intereses, y luego que cada uno vote a quien le dé la gana. Incluso con el matiz danés que hace que quien
recibe ayudas estatales pierda el derecho al voto para evitar ese tipo de
chantaje social.
No ha colado, como ha intentado algún medio, decir que era
el enfrentamiento entre catolicismo y protestantismo, porque entre los que no
están por la labor de soltar el dinero alegremente está la muy católica
Austria, e incluso el enfrentamiento ideológico porque en ese bando está la muy
socialdemócrata Suecia.
Habrá que ver qué sucede cuando, a la vuelta, Pedro le tenga
que explicar a su muy nutrido Consejo de Gobierno que por Europa nos piden esfuerzo y trabajo a
todos, acompañado de control y austeridad. Sobre todo a aquellos que tienen un
sistema operativo más extremo aún.
lunes, 13 de julio de 2020
Alzheimer.
Recientemente he tenido conocimiento de un caso de lo más curioso.
Una mujer acude al médico acompañada de su madre, ya mayor. Una vez allí le explica al galeno que su anciana madre comienza a dar muestras de senilidad. Se le olvidan las cosas, repite lo que acaba de decir, dice haber estado donde no ha estado y niega con vehemencia lo evidente y comprobado, que seguramente va a ser cosa de Alzheimer.
Se activa el papeleo y se somete a la señora a toda una batería de pruebas ya predeterminadas. Lo cual lleva tiempo, gastos y molestias. Todo ello con varios especialistas implicados.
Pasa el tiempo y la joven es citada para conocer los resultados. Una vez allí, se le comunica que su madre está perfectamente aparte de un poco de hipertensión, presbicia y algo de sordera. Nada grave.
La hija se niega a dar por bueno el resultado y apela a su derecho a conocer una segunda opinión.
Se le deriva a otro médico, el cual, por si acaso, vuelve a pedir prácticamente las mismas pruebas y alguna más por si acaso, más tiempo, dinero y molestias.
Cuando nuevamente son citadas hija y madre, el veredicto es el mismo, incluso se ha rebajado la hipertensión. La hija monta en cólera, monta una escandalera descomunal, amenaza con denunciar pero se conforma con poner una reclamación.
Casualmente, esperando a ser atendida, se halla una vecina de las dos implicadas, y cuando por fin es antendida, le comenta al doctor sotto voce:
-Pero, ¿le han hecho alguna prueba a la Juani, la hija? Porque esa nunca a regido muy bien y según le van cayendo los años cada vez está peor. Fíjese que el otro lunes me dijo que habían estado en la sierra pasando el fin de semana y el domingo por la mañana la saludé desde mi ventana mientras tendíamos.
Una mujer acude al médico acompañada de su madre, ya mayor. Una vez allí le explica al galeno que su anciana madre comienza a dar muestras de senilidad. Se le olvidan las cosas, repite lo que acaba de decir, dice haber estado donde no ha estado y niega con vehemencia lo evidente y comprobado, que seguramente va a ser cosa de Alzheimer.
Se activa el papeleo y se somete a la señora a toda una batería de pruebas ya predeterminadas. Lo cual lleva tiempo, gastos y molestias. Todo ello con varios especialistas implicados.
Pasa el tiempo y la joven es citada para conocer los resultados. Una vez allí, se le comunica que su madre está perfectamente aparte de un poco de hipertensión, presbicia y algo de sordera. Nada grave.
La hija se niega a dar por bueno el resultado y apela a su derecho a conocer una segunda opinión.
Se le deriva a otro médico, el cual, por si acaso, vuelve a pedir prácticamente las mismas pruebas y alguna más por si acaso, más tiempo, dinero y molestias.
Cuando nuevamente son citadas hija y madre, el veredicto es el mismo, incluso se ha rebajado la hipertensión. La hija monta en cólera, monta una escandalera descomunal, amenaza con denunciar pero se conforma con poner una reclamación.
Casualmente, esperando a ser atendida, se halla una vecina de las dos implicadas, y cuando por fin es antendida, le comenta al doctor sotto voce:
-Pero, ¿le han hecho alguna prueba a la Juani, la hija? Porque esa nunca a regido muy bien y según le van cayendo los años cada vez está peor. Fíjese que el otro lunes me dijo que habían estado en la sierra pasando el fin de semana y el domingo por la mañana la saludé desde mi ventana mientras tendíamos.
domingo, 5 de julio de 2020
Frío.
Aunque actualmente se está produciendo algún que otro
rebrote, parece ser que lo peor puede llegar en otoño. Volverá el frio y la
coronavirus se sentirá revitaliza volviendo a la carga con bríos renovados.
Pero no deben esperarse los expertos a que lleguen los fríos
para saber qué va a pasar. Ahora mismo pueden hacer estudios fáciles y baratos
para saber qué va a pasar cuando bajen las temperaturas.
Ayer mismo estuve comiendo en un restaurante. En el exterior
hacía un calor del demonio, que seguramente tendría al virus subyugado y contra
las cuerdas, pero dentro del local el aparato del aire acondicionado iba por
libre teniéndonos a todos ateridos y echando de menos un buen abrigo.
Estoy seguro de que si en ese momento alguien infectado hubiera tosido
dentro, todos los allí presentes hubiéramos quedado contagiados ipso facto sin
necesidad de PCR que lo atestiguara.
Sugiero a Simón y su cuadrilla que en los nuevos contagios,
que sin duda se producirán, verifiquen si antes han estado comiendo o cenando
en un restaurante con aire acondicionado, esa arma letal silenciosa. Tendrían
mucho ganado.
Sirva como ejemplo el hecho de que en la televisión
retransmitían un partido, y cuando el árbitro paró el encuentro para que los jugadores se hidrataran para
recuperarse del calor, todos nos miramos sorprendidos pensando que se trataba
de veintidós locos de atar.
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