Vaya, vaya, hasta ahora me creía que el súmmum de la negación de la propiedad privada era el
anarquismo o el marxismo, y me encuentro con que San Francisco de Sales (no
confundir con San Francisco de Asís) había dispuesto para sus monjas de la
Visitación que cada año intercambiaran sus camas, estampas, medallas, cruces,
rosarios, etc. Sabiendo de esto, Pierre Bienvenu Noailles, fundador de la
Congregación de la Sagrada Familia de Burdeos, quiso ir más allá y dispuso lo
mismo, pero fijando que se hiciera cada mes.
A estas alturas no conozco ninguna institución religiosa o
laica que haya fijado algo parecido con periodicidad semanal o diaria. Tal vez
lo único que se me ocurre es la ocupación de las hamacas de las piscinas
hoteleras o las posiciones en las playas.
Pero ese es otro cantar, que para igualarlo se tendría que intercambiar
sombrillas, bronceadores y toallas, y no creo que estén los bañistas para tanta
liberalidad.
Además algunos se enfadarían mucho.
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