Sigue empeñado en negar el cambio climático, y la Naturaleza, esa mala perdedora, se complace en desmentirle día a día: Cuando no es un incendio californiano, es la sequía -esa no puede ser provocada-, inundaciones descomunales o huracanes devastadores. Puede dudarse la influencia de la mano del hombre en ese cambio, pero las consecuencias, sea quien sea el autor, están ahí.
Tal vez el cambio se dé porque el clima nunca ha estado estable y ahora toca un cambio brusco, pero algo hay que hacer para paliar las consecuencias.
Trump tiene más mano para influir en la industria nacional para que afloje el pulso, aunque es difícil hacerlo cuando ya está de por sí algo débil y parece que si pisa el freno China y la Indía se disponen a acelerar. Y es que sucede igual que pasaba durante la Guerra Fría, los progres de entonces sólo pedían el desarme de un bando.
Y luego queda lo que podamos hacer cada uno dentro de nuestras posibilidades. Hace poco en el trabajo, un compañero hablaba del cambio climático y la culpabilidad del presidente useño, mientras se secaba las manos con un folio inmaculadamente blanco, recién sacado de fotocopiadora. Para matarnos.
En la Edad Media y en el siglo XIX hubo brutales cambios climáticos hasta el punto de que en lso siglos XIV y XV hubo inviernos veraniegos, mientras en el XIX en pleno agosto se heló el Támesis a su paso por Londres.
ResponderEliminarY entonces no había ni automoviles ni grandes fábricas con chimeneas contaminantes.
Lo que quiere decir que el CLIMA no depende para nada de lo que hacemos los humanos por mucho que se empeñen en ello los ECOLOBOBOS.
Es cierto que hay gente a nuestro lado (o nosotros mismos) que no hacemos más daño porque no está en nuestras manos.
ResponderEliminar