La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Dura lex, sed lex.

Ha sido la imagen del fin de semana. Ese experimento hecho en el centro de Madrid por la alcaldesa.

Hacer que en dos calles comerciales paralelas los peatones se vean forzados a entrar por un punto y salir por el otro.

También ha sido noticia ver como una turista, ya mayor, con muletas y maletas, era obligada a recorrer la otra calle para entrar a su hotel, que en la otra calle tenía a escasos metros. La ley es la ley.

Entre los peatones división de opiniones (es lo que tienen las entrevistas con cámara a pie de calle: tienes que improvisar la respuesta sin meditar, reflexionar  ni peinarte) Habría que haber preguntado a los responsables del hotel o de los comercios sitos en ambas calles.

Los peatones de la ciudad ya han aprendido pronto el truco: Basta con utilizar los comercios con salidas a ambas calles para tomar el atajo, y como la estratagema se ha divulgado por televisión, pronto los visitantes eludirán el desplazamiento forzoso.

Seguro que al equipo municipal hasta se le ha ocurrido, puestos a innovar, cobrar peaje por usar las calles, como si de un Monopoly gigante se tratare, y es algo que no se puede descartar. Si se puede hacer con los vehículos, ¿por qué no con lo que va dentro?

En las calles grandes y comerciales la gente tiende a circular por la izquierda, salvo algún despistado o quien quiere acceder a una tienda en particular u observar un escaparate concreto. El mejor ejemplo es el rastro madrileño. Riadas de gente que se desplazan sin necesidad de que nadie les dicte el sentido en que tienen que hacerlo.

Más barato, y ahorrándose el dinero que cuestan esos municipales regulando el tráfico humano, sería pintar unas flechas en el suelo recomendando el sentido por la izquierda. No todo el mundo las seguiría, pero a los que fueran en sentido contrario les resultaría incómodo y trabajoso ir tropezando con toda la gente que le viniera en sentido contrario.

Pero, claro, hay quien, incapaz de haber estudiado una ingeniería, le encantar dedicarse a ingeniero social.

2 comentarios:

  1. Qué vocación de INGENIEROS SOCIALES tienen siempre los zurdosos de este país. Por ellos estaría regulado por ley hasta el menú que debemos comer cada día.
    Cualquier día establecerá la Carmena que por esas calles circularán un día los rubios y otro los morenos.

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  2. Creo que inventan estas tonterías para que parezca que hacen algo.

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