La Sentencia.

Hay que ir adelante, avanzar. Cuando te encuentres un traidor llámale traidor. Cuando te encuentres un ladrón, llámale ladrón. Cuando te encuentres un cobarde, llámale cobarde. Siempre adelante, hasta encontrar el sepulcro del hombre que nos va a rescatar en los luceros. Miguel de Unamuno.

domingo, 2 de diciembre de 2018

El Infierno aqui.


A raíz de la muerte del presidente Bush, las diferentes emisoras se han hartado de emitir imágenes de archivo donde aparecía el finado con personajes públicos de todo tipo. Me ha llamado la atención un personaje que se repetía.

Y es que al igual que hay por ahí historias por internet donde se ve la reina Isabel II departiendo con los diferentes presidentes estadounidenses, casi en la misma proporción se veía a Henry Kissinger , que con sus 95 años aún sigue vivito y coleando –bueno, con esa edad no creo que colee mucho-

Ya no se utiliza mucho la diferenciación de los políticos entre palomas y halcones, pero recuerdo que éste entraba en la categoría de halcón con diferencia.

Y realmente en todos los ámbitos de la vida se podría dar esas categorías de palomas y halcones. Hasta en teología las haya.

Recientemente leía un articulo donde un teólogo exponía que si los no creyentes iban al infierno, no era alto tan injusto. Según su punto de vista el infierno consiste en la no presencia de Dios, el no creyente no desea la presencia de Dios y al morir tendría lo que querría, siendo el infierno nada más que la no presencia de Dios. Así todos estarían contentos. Pero se me ocurre que eso serviría con los no creyentes de buen talante, pero luego estarían los no creyentes de currículum malvado. A los que supuestamente no habría que dar satisfacción. Tal vez una forma de castigarlos sería llevarlos al Paraíso, en presencia de Dios, para que sufrieran. Todo ello con la sorpresa e indignación de los creyentes intachables que ya estarían allá. Tal vez servirían para castigar a los creyentes no tan intachables con derecho a localidad en el cielo pero a los que se castigaría provocándoles cierto enfado y sofoco al ver a esos indeseables en su presencia.

Al igual que la urbanización selecta de La Moraleja tiene varios sectores de diversa categoría, así el Cielo tendría una especie de castas en función de los méritos de los difuntos y también por disposición del libre capricho del Creador.

En ese caso no haría falta el infierno, y bastaría con un lugar único donde todos anduvieran mezclados, disfrutando uno más que otros en función de cómo percibieran la presencia o no de Dios y soliviantándose o no ante la forma diferente forma de pensar del prójimo y sus pecados y buenas acciones.  Y se me pone la piel de gallina al pensar que esa combinación de Cielo-Infierno fuera el mundo en que nos movemos ahora mismo.

Lo único que desbarataría tan disparatada teoría sería que todos, tarde o temprano, acabamos sucumbiendo ante la muerte, y se supone que ni Cielo ni Infierno contienen almas con fecha de caducidad. Un alivio…de momento.

2 comentarios:

  1. Me pregunto a dónde van entonces los que no creen en Dios, pero tampoco en el diablo.

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  2. En esas cuestiones pasaban el tiempo los habitantes de BIZANCIO o bizantinos. Y lo que consiguieron fue que el turco Medmed se los tragara.

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