Conversación captada ayer en el autobús. Los dos
interlocutores con una edad en que más
de un viajero les quiso ceder el asiento, pero ellos se negaron rotundamente.
-El problema en realidad son los que se parecen a ti o a mí.
-Y eso, ¿por qué?- respondió el otro.
-Pues porque siempre votamos lo mismo. Desde que murió el
tío Paco siempre hemos tirado hacia un mismo lado, da igual que los nuestros
hayan robado, mentido o lo hayan hecho fatal.
-Bueno, eso es verdad yo he votado convencido que si salían
los otros, lo iban a hacer mejor. Y si han salido, me lo he callado, pero me he
alegrado por este país.
-Pues a eso me refiero. Ahora que con la informática se
puede hacer de todo, tendría que haber un registro de lo que vota cada uno, y
los que sean capaces de cambiar más en lo que votan tenían que tener más valor
en su voto. Así se premiaría a los que dejan aparte lo visceral para elegir con el cerebro.
-Pues a ver cómo convences a los partidos para que saquen
una ley que favorezca a los que cambien de bando cada cuatro años.
-Pues nada, me veo montando el Partido Veleta- añadió uno de
ellos entre risas.
La verdad es que tenemos un problema.
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