En 1947, poco después de la II
Guerra Mundial, la neutral Suiza disponía de un arsenal considerable de explosivos
enterrado en la montaña, en un pueblo llamado Mitholz.
Ese día, por causas desconocidas,
los explosivos, que eran unas 3000 toneladas, estallaron, el pueblo voló prácticamente
por los aires y nueve personas murieron, además de haber numerosos heridos. Se
considera que hasta el momento es la mayor explosión no nuclear de la historia.
Prácticamente todo el pueblo tuvo
que ser reconstruido, y desde entonces su población vive bajo el temor, ya que
ahora ha salido a la luz que al menos 3500 toneladas aún permanecen en el
arsenal.
Se ha calculado que por su riesgo,
la población tendría que abandonar la localidad mientras se extrae cada
explosivo, uno a uno. Y para ello van a necesitar nada menos que 10 años aproximadamente.
Quién se iba a esperar eso en un país tan pacífico como Suiza. Aunque deben
estar contentos, una situación similar en otros países se hubiera saldado sacando
los explosivos sin avisar a nadie, o, peor aún, no se extraerían y que sea lo
que sea.
Los de mi generación éramos
verdaderos expertos jugando al buscaminas en horas de trabajo. Seguro que más
de uno va a estar dispuesto a mandar el currículo para echar una mano.
Podría ser una solución.
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