Hace tiempo, Eduardo Garzón, el
hermano del ministro de consumo, economista y profesor ayudante en la
Universidad, sostenía que el dinero era un invento, y que por tanto se podía
crear sin límites. Vamos, que por muy economista que sea, hacía dudar de qué
había aprendido y qué enseñaba.
Pero, claro, es de suponer en qué
fuentes debió beber cuando aprendía lo que hoy suelta por doquier por unas
cuantas tertulias televisivas. Me he encontrado con un texto de los años 70,
editado por el Comité Central Partido Comunista de España (marxista-leninista),
vamos, estalinistas puros. Ahí se sostenía con incontenible orgullo que con
Stalin se había logrado que el salario medio pasara de 991 a 1519 rublos, y
todo ello manteniendo fijos los precios (a ver quién era el guapo que se le ocurría
subir ni un solo decimal) y haciendo que toda la industria adoptara la jornada
de 7 horas. El resultado final quedó algunas décadas a la vista, y lo curioso
es que, según el mismo texto, todo se lograba sin coacción de ningún tipo, ya
que el mismo Stalin, en relación con los campesinos y cómo hacer que aumentaran
su producción, había escrito: “Aquí con los métodos violentos no es posible en
sustancia obtener nada… Aquí actuar con la violencia quiere decir arruinarlo
todo.”
A ver si va a resultar que todo
lo que se ha dicho sobre lo malo que era Stalin era una terrible mentira y que
la URSS se fue al garete porque era demasiado blando.
En efecto el dinero es un invento, pero si te pones a crear moneda sin tasa, a ver qué valor acaba teniendo cuando vayas a comprar a otros países.
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