Devociones.

 Si no lo es, desde luego que lo parece.

La rapidez con que todos los medios han hablado del autor del atentado de Magdeburgo como un islamófobo hace despertar la sospecha hasta de los más opuestos a las teoría conspiranoides.

Rechina, y mucho, que alguien, para demostrar su oposición al Islam, se dedique a atentar en un país de tradición cristiana, contra una manifestación cultural muy vinculada a lo cristiano.

Es sabido cómo dentro del mundo musulmán se practica la  taqiyya, que es la acción de cometer un acto pecaminoso (como fingir incredulidad) con un objetivo piadoso.

El que ha cometido el atentado hasta ahora se ha declarado previamente como contrario al Islam, pero nada impide que en realidad fuera un devoto creyente infiltrado dentro de los círculos antiislámicos de Alemania, que ahora deben estar temblando pensando en la información que el impostor habría pasado a sus reales correligionarios.

De no aceptar esta expliación sería hasta plausible que Osama Ben Laden fuera un auténtico devoto cristiana que promovió el terrorismo contra objetivos occidentales y cristianos movido por su ferrea oposición al Islam.