Anda mohíno y cabizbajo el entrenador del Real Madrid.
No acaba de aceptar, diga lo que diga, que la empresa que lo paga no le permita ir por unos días a entrenar a su selección. Él no ve incompatibilidad alguna en poder atender a las dos formaciones.
Pero su afán patriótico tiene una fácil solución. Que dimita como responsable del Real Madrid y marche orgulloso hacia la frontera para entrenar gratis a la selección de sus amores.
Es evidente que el capitalismo está por delante del patriotismo y el portugués no se va a menear del banquillo salvo para insultar al árbitro de turno.
De haber accedido el club blanco a las pretensiones del luso, se hubiera creado un curioso precedente. Cada vez que en cualquier punto del globo se iniciara una guerra, los inmigrantes de los países contendientes que trabajaran en España, tendrían derecho permiso para irse allá a pegar algún que otro tiro.
Pero algo me dice que la salvaguarda del pellejo también está por delante del patriotismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario