Sospechoso, muy sospechoso. Acaba de pasar la semana del
orgullo gay, con ingentes masas de nacionales y extranjeros. Apiñados en las calles de Madrid, miles de
personas.
Vamos, un blanco de lo más fácil para un atentado islámico.
Hasta el susto que provocaría una bolsa de papel explotada con las manos
provocaría una estampida mortal.
Y no ha sucedido nada, salvo alguna que otra borrachera y
alguna pelea entre los asistentes.
Sospechoso porque mientras que en varios países europeos se
han producido ataques de lobos más o menos solitarios, aquí no ha pasado nada.
Se comienza a barruntar que el terrorismo islamista comienza
a considerar España como un santuario y refugio, donde no conviene atentar y
donde sus elementos encontrarían refugio antes y después de cometer sus
atentados.
Más o menos como sucedía en los años más negros de ETA con
Francia. Pero no puede ser algo que nos alegre. El día en que esto les deje de
convenir, sabrán todos los puntos débiles del país, que son muchos, estarán
infiltrados en todos los ámbitos y será difícil, muy difícil extirparlos. Tal
vez otros 781 años.
Desde luego a los islamistas les están facilitando la labor de penetración en España con cerdadas muy al estilo de las que acostumbraban a dejar los borrokas batasunos cuando salian en sábado de borrachera.
ResponderEliminarYo, de todos modos, no me fiaría.
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