De vez en cuando veo por el barrio pegatinas, carteles y
pintadas que rezan: “Contra el fútbol moderno.” Y como símbolo una pelota de fútbol como las de
antes, las que intentaban atajar porteros con gorra y al fútbol se le llamaba
más balompié que fútbol.
Al parecer aborrecen del negocio corrupto y avaricioso en
que se ha convertido el deporte rey. Pero ese fútbol antiguo se puede perder
mucho más aún en el tiempo. Recuerdo haber leído que Ribery, el jugador
musulmán del Bayern de Munich montó en cólera con sus compañeros cuando tras
lograr un campeonato, un colega osó rociarle con cerveza. Casi corre la sangre
a pesar de que alcohol y fútbol siempre han estado estrechamente vinculados.
Me pregunto si ahora vamos a tener una vuelta de tuerca. Si
gana la Champions el Leipzig, equipo patrocinado por una marca de bebidas
energéticas… ¿los jugadores se rociarían con Red Bull? Desde luego el fútbol
cada vez es menos fútbol.
Así es, se ha convertido en un mero espectáculo en el que manda el dinero.
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